Detrás de cada gesto
que imagino
el mundo no es el flujo
ni es el pan,
ampulo la estrategia
por dar tino
y en ala no asimilo,
el humo es pieza acabada de mi.
Ha sido perder
o perderte
la vara que mida,
el rincón que proscribo
a dormir a las letras,
ha sido y será
el humor de las fechas
que muertas se llevan
el blanco y el tiro,
volver es caer hacia adelante
si se intenta crear
un día nuevo
de sombras que ya han sido ruido.
Apoyar los brazos en el pasto,
desnudar los ojos de ciudad,
olvidar lo que espera ser tiempo
y abstraerse a ser línea horizonte,
cielo y tierra en un golpe que emerge del pecho,
ser la sensación
que es nudo y floresta,
ser surco a la estrella
nunca ya mas que en uno,
abrir sol el puño
que inunde las grietas
del sueño inconcluso,
fluir desde el cuarzo primal
que une el mundo al sentido,
parirse intangible
divino y efímero.
Fugaz pero vez,
la huella es un punto
que absorbe el segundo
y nunca estuvo allí.
lunes, 28 de diciembre de 2009
sábado, 19 de diciembre de 2009
Los inventos de Carola (cuento inconcluso, no los inventos)
Hace muchos pero muchos años, en tierras que hoy en día sólo reconoceríamos de sueños, de los labios de la única flor que el viento no lograba desteñir de invierno nació Carolina.
Su ser, desnudo y violáceo que aún guardaba los hilos del seno de la corola, se extendió en la tierra y latió por cada ápice de roce su entrelazada alma de barro y tinta.
Tal era su gozo, que el vértigo indómito que manaba de su pecho no le permitía dejar de girar en la grama cual llave que abre y cierra el paso.
Menguada tras su respiración, que apenas si lograba contener en el pecho, decidió ser más, ser en otras formas.
Así, avanzó a tientas a gatas, percibía cada variación de la naturaleza sobre sus manos, sentía el perfume mas puro que da la vez primera, se dejaba acariciar por todo lo que atravesara su paso cuatralbo.
Al cabo de varios días, Carolina lo había sentido todo separando sus manos, ondeándole el cuerpo cual viento a las piedras, pero este tiempo hizo hábito y con la norma ya no fue suficiente el estímulo para conformar el ánima que absorbía el mundo como un sonido.
Fue así que, girando formas, forzando y gritando es que acabó nuevamente en su cuerpo.
Comenzó dónde la vida ata la gesta, persiguiendo con su índice los caprichos de la piel, haciendo anillos, punzando, soltando pequeñas carcajadas de placer e incertidumbre.
Aún siendo tan inmensa la energía que cada bocanada de risa despuntaba por su cuerpo, su piel se tensaba de viento que secaba y hería y ya no tenía forma de burlarle.
Recostada de canto, recogió su cuerpo dándose reparo, formó el labio plegado de una flor nocturna uniendo sus piernas al pecho y envolviendo su nuca con ambas palmas.
En su ceñida postura prosiguió con su cercanía de sí.
Jugó con su cabello arremolinando sus dedos, intentando vencer las líneas con sus uñas.
Dibujó lento su rostro con las yemas, reconoció en su boca una textura que no repetía otra parte del cuerpo, la estremeció sentir el bello dentro de su nariz y quitó de fuego su mano, halló en las cuencas un descorrer subterráneo que la incitaba como un ave presa de jaula al sentir sus alas, su excitación lindaba con la premura y ya eran diez llaves las que forzaban, dar con la grieta fue liberar un nuevo día.
Carolina había creado la oscuridad, abriendo sus ojos inventó la luz.
Su ser, desnudo y violáceo que aún guardaba los hilos del seno de la corola, se extendió en la tierra y latió por cada ápice de roce su entrelazada alma de barro y tinta.
Tal era su gozo, que el vértigo indómito que manaba de su pecho no le permitía dejar de girar en la grama cual llave que abre y cierra el paso.
Menguada tras su respiración, que apenas si lograba contener en el pecho, decidió ser más, ser en otras formas.
Así, avanzó a tientas a gatas, percibía cada variación de la naturaleza sobre sus manos, sentía el perfume mas puro que da la vez primera, se dejaba acariciar por todo lo que atravesara su paso cuatralbo.
Al cabo de varios días, Carolina lo había sentido todo separando sus manos, ondeándole el cuerpo cual viento a las piedras, pero este tiempo hizo hábito y con la norma ya no fue suficiente el estímulo para conformar el ánima que absorbía el mundo como un sonido.
Fue así que, girando formas, forzando y gritando es que acabó nuevamente en su cuerpo.
Comenzó dónde la vida ata la gesta, persiguiendo con su índice los caprichos de la piel, haciendo anillos, punzando, soltando pequeñas carcajadas de placer e incertidumbre.
Aún siendo tan inmensa la energía que cada bocanada de risa despuntaba por su cuerpo, su piel se tensaba de viento que secaba y hería y ya no tenía forma de burlarle.
Recostada de canto, recogió su cuerpo dándose reparo, formó el labio plegado de una flor nocturna uniendo sus piernas al pecho y envolviendo su nuca con ambas palmas.
En su ceñida postura prosiguió con su cercanía de sí.
Jugó con su cabello arremolinando sus dedos, intentando vencer las líneas con sus uñas.
Dibujó lento su rostro con las yemas, reconoció en su boca una textura que no repetía otra parte del cuerpo, la estremeció sentir el bello dentro de su nariz y quitó de fuego su mano, halló en las cuencas un descorrer subterráneo que la incitaba como un ave presa de jaula al sentir sus alas, su excitación lindaba con la premura y ya eran diez llaves las que forzaban, dar con la grieta fue liberar un nuevo día.
Carolina había creado la oscuridad, abriendo sus ojos inventó la luz.
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viernes, 18 de diciembre de 2009
Se hará color
Se hará color
al tocar su rostro,
pensó la flor
al tornear su espiga,
será esta voz
de mar Selene
mi pulso orfebre de las heridas.
Ya en la impulsión
será ella el sol,
la balsa inerme
en su apostasía,
recogerá en mi piel
su blanca gota,
la adrenalina pura
de la energía
de ahogarse flora
en mi propia espuma
de pan del día
en su desnudez.
Fanal serás de mi,
pensó la flor,
la vio partir
y darle gesto a su aire.
La forma luego no importó,
lo imaginable
guarda lugares
que la razón jamás sabrá respirar.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
A mano alzada III
Que se escurra
por la boca de tormenta,
que se empañe toda visión
y los sentidos
quepan en un viento de agua,
que no se distinga
el llanto de la humedad
y el crepitar
del asma hambrienta,
que la desnudez
sepa a lamento
y el brillo a cuero
que se remoza,
que el zen lunar
pierda vergüenza
y me tome el alma
sin preguntar.
por la boca de tormenta,
que se empañe toda visión
y los sentidos
quepan en un viento de agua,
que no se distinga
el llanto de la humedad
y el crepitar
del asma hambrienta,
que la desnudez
sepa a lamento
y el brillo a cuero
que se remoza,
que el zen lunar
pierda vergüenza
y me tome el alma
sin preguntar.
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viernes, 4 de diciembre de 2009
Del sol que nos antoje
Disfracemos el sentido
del sol que nos antoje,
si hay cuerpo, hay también borde,
y si hay tope no habrá camino,
acerquemos nuestros rastros
y seamos tierra humedecida
en manos de un infante,
logremos pan
dónde haya hambre
y un tiempo
en dónde sangre un latido;
desiértame en tu halo silente,
aguza mi vértigo de soldado,
ampárame en la hierva que no hiere
y enséñame a desandar nuestro rayo,
agitame la boca,
recuéstame en tu sombra,
liemos luna, fruto y sueño,
agitame la boca,
lastima las deshoras,
sé el párpado espectral que beba.
Ahoguemos de vacío
nuestra rutina de bestias,
lo vasto por lo implícito,
lo estanco
por la oscuridad que muta,
seamos la figura
que ondea sepia los reposos,
valgamos lo que un ojo
a las pinturas que trasmutan,
anídame en tu árbol de gente,
desata el brío que angosta tu ramo,
deshila la crominancia que impeles
y vierte el mar herido de sabor,
afílame la boca,
repara entre mis cosas,
logremos no dar pulso de ello,
afílame la boca,
agitame,
ven baila ingrávida mi cuerpo.
del sol que nos antoje,
si hay cuerpo, hay también borde,
y si hay tope no habrá camino,
acerquemos nuestros rastros
y seamos tierra humedecida
en manos de un infante,
logremos pan
dónde haya hambre
y un tiempo
en dónde sangre un latido;
desiértame en tu halo silente,
aguza mi vértigo de soldado,
ampárame en la hierva que no hiere
y enséñame a desandar nuestro rayo,
agitame la boca,
recuéstame en tu sombra,
liemos luna, fruto y sueño,
agitame la boca,
lastima las deshoras,
sé el párpado espectral que beba.
Ahoguemos de vacío
nuestra rutina de bestias,
lo vasto por lo implícito,
lo estanco
por la oscuridad que muta,
seamos la figura
que ondea sepia los reposos,
valgamos lo que un ojo
a las pinturas que trasmutan,
anídame en tu árbol de gente,
desata el brío que angosta tu ramo,
deshila la crominancia que impeles
y vierte el mar herido de sabor,
afílame la boca,
repara entre mis cosas,
logremos no dar pulso de ello,
afílame la boca,
agitame,
ven baila ingrávida mi cuerpo.
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jueves, 12 de noviembre de 2009
A mano alzada II
Los espejos que caen
disparan mis cuartos
de grietas vociferantes,
y son la luz que realza
los cuellos de esta hidra,
y es el pez que descalza
y se asienta otra fuente,
van jalándose cuerpos
con ardor que no baila
y yo anoto y releo,
lo transcurro y depongo,
se atiborra el perfume
con los restos sonoros,
y se escarcha la yema
y se angosta el cardumen,
tienta a tiza la cinta
pero son otras mugres
las que filtran los ojos, otra puesta de cielo,
vuelvo al humo el mural
y se apremia a su celo,
resto ambi- especular que hace acequia su seno
y me insta a ser limbo,
bifurcada y umbral.
disparan mis cuartos
de grietas vociferantes,
y son la luz que realza
los cuellos de esta hidra,
y es el pez que descalza
y se asienta otra fuente,
van jalándose cuerpos
con ardor que no baila
y yo anoto y releo,
lo transcurro y depongo,
se atiborra el perfume
con los restos sonoros,
y se escarcha la yema
y se angosta el cardumen,
tienta a tiza la cinta
pero son otras mugres
las que filtran los ojos, otra puesta de cielo,
vuelvo al humo el mural
y se apremia a su celo,
resto ambi- especular que hace acequia su seno
y me insta a ser limbo,
bifurcada y umbral.
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lunes, 9 de noviembre de 2009
Natural
Discurrir,
de plomo a vapor,
del hielo
el tenso enjambre
que irrita el bello
de la carne.
Así
como descalzo ir,
volver de espectro
y ser el cuerpo
que lo siente y se detiene,
ver el mundo
y cumplirse lejos,
ser feliz de ser ajeno
del giro infierno
que nos legan repetido,
digo,
natural naturaleza
no nata bestia de ciudad.
Asimilar la claridad
como la noche
y la tristeza,
aún el color de la maleza
conlleva vida,
así tu tierra se quiebra
y me nace herida,
así mi paso se trunca
y sorbo de tu espalda
a subir.
Somos de pan
y sombra tibia,
el entramado
que el río incita a pulir,
somos los yerros, las aristas,
somos el frío que nace y muere
en la espalda de un hermano,
de lo primal
somos el canto que calla
y se niega
piedra o tormenta,
digo,
ilustrado ciego a conciencia
no nata hierba mineral.
Discurrir,
de plomo a vapor,
así como descalzo ir,
asimilar la claridad
y ser de pan y sombra tibia;
leo tu forma
y soy con vos.
de plomo a vapor,
del hielo
el tenso enjambre
que irrita el bello
de la carne.
Así
como descalzo ir,
volver de espectro
y ser el cuerpo
que lo siente y se detiene,
ver el mundo
y cumplirse lejos,
ser feliz de ser ajeno
del giro infierno
que nos legan repetido,
digo,
natural naturaleza
no nata bestia de ciudad.
Asimilar la claridad
como la noche
y la tristeza,
aún el color de la maleza
conlleva vida,
así tu tierra se quiebra
y me nace herida,
así mi paso se trunca
y sorbo de tu espalda
a subir.
Somos de pan
y sombra tibia,
el entramado
que el río incita a pulir,
somos los yerros, las aristas,
somos el frío que nace y muere
en la espalda de un hermano,
de lo primal
somos el canto que calla
y se niega
piedra o tormenta,
digo,
ilustrado ciego a conciencia
no nata hierba mineral.
Discurrir,
de plomo a vapor,
así como descalzo ir,
asimilar la claridad
y ser de pan y sombra tibia;
leo tu forma
y soy con vos.
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lunes, 2 de noviembre de 2009
. (La noche estrellada de V. Van Gogh)
Punta que cubre
quebranta entre tantas
las llagas ávidas,
prudente balsa
y crisálida vaga,
palma embrechada,
una fuga.
Muda cre- pi- ta- ción
de los azares ciertos,
un fumar bajo la lluvia menos cauta,
rumia de los cuerpos ambidiestros,
flauta de las cartas de la rabia,
parcas de los cuentos de cemento,
lienzo que no pienso pero salva.
Bruscas gaviotas
de burla devota,
halo añejado
en los falos de roca,
lirios de las bocas de las copas,
barba encrespada,
rapiña de espada de posar.
quebranta entre tantas
las llagas ávidas,
prudente balsa
y crisálida vaga,
palma embrechada,
una fuga.
Muda cre- pi- ta- ción
de los azares ciertos,
un fumar bajo la lluvia menos cauta,
rumia de los cuerpos ambidiestros,
flauta de las cartas de la rabia,
parcas de los cuentos de cemento,
lienzo que no pienso pero salva.
Bruscas gaviotas
de burla devota,
halo añejado
en los falos de roca,
lirios de las bocas de las copas,
barba encrespada,
rapiña de espada de posar.
Yugo blanco
Hay alguien allí detrás. Puedo sentirlo en la piel. No busca ni ordena, no esta pensando, no apoya las cosas. Otra vez no, no conmigo, no por mi.
No debí creerle. No existe tiempo que disuelva el alma de las cosas, de las personas, no existe tiempo.
Puedes pasar de noche a noche como recordando, como lastimando o sembrando... y sin embargo esta luna no te hallo ni como intento. Te devuelvo a la cama, empujo los postigos para que el viento juegue, y yo lo busco y soy torpe, y otra vez las sonrisas, nunca acostarme fue un secreto. Pero no, allí esta el grito de rabiosa y cansada clemencia. Ello escupe, ello trina. Tanta muerte aún despierta hiere hasta quién no siente.
Detenla maldición, dónde va toda esta calma que destrona y luego queda a pura gloria en un salón vacío. Si hubiera resultado otro color sin duda sería un ángel.
Se lo dije, se lo repetí y se lo juré. No había modo de atenuarlo, ella siempre me creyó muerto.
Aquí por tu Cristo, aquí por tu capa, aquí por tu yugo blanco. Casi de cuajo contra mi piel, contra el sonido que lo era todo. No lo quitas amor, no lo quitas, deja de repetir mi nombre, no otra vez, no conmigo, no por mi. Tú solo vez el ramo, yo secaré la raíz, y se alejaba de mi oído. Esta bien, fue mi niñez y algunos años de mis sueños, pero a ese atisbo, princesa, durmieron ya, no crece mas, siempre estuve aquí, entre tus piernas. Pero callaba, solo engrosaban sus huesos mis palabras, un infinito correr bajo el agua, un chasquido, un ademán profundo.
Valga mi cielo su perdón si fui yo quién le enseño a hacerlo, yo con mis cuerpos, con mis ropas heridas, yo con las balas de impuro trazo humano.
Fue tan largo el domingo, cualquiera en mi lugar hubiera palpado ese corte de cabello, ese nuevo color en los párpados y mejillas, esas sandalias con suela. No me creo estúpido por haberlo hecho, por alegrarme cuando solo tomaba altura, no hay a que temerle en sus ojos cuando no los ves sobre ti, pueden remozar el mismo aroma de la lluvia con solo tentarlos a tu suerte, pueden llevarte tan lejos y sin embargo...
Aún tosía su alma cuando comenzamos a arrastrarlo. Y le quitamos los zapatos, el reloj y la cartera; la ribera lo devoró como una manta al mes de junio.
Lo esporádico nos hizo seriales, y la cantidad suficiente de hundidos sin capilla los rateros más violentos que la comunicación recordara.
Deberá bajar el mismo Cristo para darse a conocer. Dónde se viera matarte así, tú tan crayón, tan de nada.
Ella insistía.La noche cae con su franco lamento hasta el pubis del tallo que cincela la flor. Bebe, bebe amor que mañana tu espalda será el sorbo de agua que anegará mi cruz.
No debí creerle. No existe tiempo que disuelva el alma de las cosas, de las personas, no existe tiempo.
Puedes pasar de noche a noche como recordando, como lastimando o sembrando... y sin embargo esta luna no te hallo ni como intento. Te devuelvo a la cama, empujo los postigos para que el viento juegue, y yo lo busco y soy torpe, y otra vez las sonrisas, nunca acostarme fue un secreto. Pero no, allí esta el grito de rabiosa y cansada clemencia. Ello escupe, ello trina. Tanta muerte aún despierta hiere hasta quién no siente.
Detenla maldición, dónde va toda esta calma que destrona y luego queda a pura gloria en un salón vacío. Si hubiera resultado otro color sin duda sería un ángel.
Se lo dije, se lo repetí y se lo juré. No había modo de atenuarlo, ella siempre me creyó muerto.
Aquí por tu Cristo, aquí por tu capa, aquí por tu yugo blanco. Casi de cuajo contra mi piel, contra el sonido que lo era todo. No lo quitas amor, no lo quitas, deja de repetir mi nombre, no otra vez, no conmigo, no por mi. Tú solo vez el ramo, yo secaré la raíz, y se alejaba de mi oído. Esta bien, fue mi niñez y algunos años de mis sueños, pero a ese atisbo, princesa, durmieron ya, no crece mas, siempre estuve aquí, entre tus piernas. Pero callaba, solo engrosaban sus huesos mis palabras, un infinito correr bajo el agua, un chasquido, un ademán profundo.
Valga mi cielo su perdón si fui yo quién le enseño a hacerlo, yo con mis cuerpos, con mis ropas heridas, yo con las balas de impuro trazo humano.
Fue tan largo el domingo, cualquiera en mi lugar hubiera palpado ese corte de cabello, ese nuevo color en los párpados y mejillas, esas sandalias con suela. No me creo estúpido por haberlo hecho, por alegrarme cuando solo tomaba altura, no hay a que temerle en sus ojos cuando no los ves sobre ti, pueden remozar el mismo aroma de la lluvia con solo tentarlos a tu suerte, pueden llevarte tan lejos y sin embargo...
Aún tosía su alma cuando comenzamos a arrastrarlo. Y le quitamos los zapatos, el reloj y la cartera; la ribera lo devoró como una manta al mes de junio.
Lo esporádico nos hizo seriales, y la cantidad suficiente de hundidos sin capilla los rateros más violentos que la comunicación recordara.
Deberá bajar el mismo Cristo para darse a conocer. Dónde se viera matarte así, tú tan crayón, tan de nada.
Ella insistía.La noche cae con su franco lamento hasta el pubis del tallo que cincela la flor. Bebe, bebe amor que mañana tu espalda será el sorbo de agua que anegará mi cruz.
miércoles, 28 de octubre de 2009
martes, 6 de octubre de 2009
Nos respiró
De sol,
de baño estanco
se compuso la tierra
quebrada bajo el cielo umbral/ no,
se atizó de inercia
que aprendió en la jala,
se aromó la vara
y nos respiró.
Ya la sombra, sombra,
ya la gesta, ala,
ya la cinta alzada
se compuso hoja
y con la brisa forja
el hambre se izó luz.
Dorada al fin la voz,
piel fue todo cuanto circundara,
tierra miel rosa
aún en prosa ajada,
ánima crepitante en color y savia,
tierra ciel
labio que hilvana
de sol,
de baño estanco
la libertad de ungirse en flor,
la nimiedad
de liar las aras en pos del agua
y urdir las arcas en pos del sol.
de baño estanco
se compuso la tierra
quebrada bajo el cielo umbral/ no,
se atizó de inercia
que aprendió en la jala,
se aromó la vara
y nos respiró.
Ya la sombra, sombra,
ya la gesta, ala,
ya la cinta alzada
se compuso hoja
y con la brisa forja
el hambre se izó luz.
Dorada al fin la voz,
piel fue todo cuanto circundara,
tierra miel rosa
aún en prosa ajada,
ánima crepitante en color y savia,
tierra ciel
labio que hilvana
de sol,
de baño estanco
la libertad de ungirse en flor,
la nimiedad
de liar las aras en pos del agua
y urdir las arcas en pos del sol.
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lunes, 14 de septiembre de 2009
De la hoja de Natalia
Alejándome el mundo de los ojos,
del vidrio oído que permite lo accesorio,
dejo la oscura silueta
afirmarse en mi pecho,
respiro lento y de humo,
lío lo artero al silencio
y le busco palabras,
un gato patas a la noche
doy lugar entre mis cosas
que han sangrado ya de espera,
elijo el muro que te ocasa
y por peldaño
doy sinónimos de soluble
y cabello lacio,
siento las sombras
de los pájaros
que se le animan al cielo
cual presta anfeta de viajante
y muevo la letra que me ampara
y preservo el orden por miedo
y me detengo de su paso;
escueta rima ha añejado
la apostasía de recuerdo
que dan los hilos herrumbrados
cediendo en el pliegue del codo:
lo que detiene es un tesoro
que no cabe en el tiempo,
hechas las mieles, el placebo,
es la primer forma de estar muerto.
Y baila ella frente al espejo
cómo si nada la pudiera dañar,
y no seré, otra vez,
quién por dar cielo quite tierra;
Natalia tiene el don de la palabra
que la lógica esconde
al unir con flechas,
aunque se le platee la boca
nunca dirá antes de escribir.
Templa la huída
como espanto que le da anchura al pulso,
se abren las branquias
en gota de café
sobre el agua transparente,
en dos caladas que libro
vicio el briso no silente
que se agrieta tras mi garganta
y se hace trémula la carne
de pensar en un mañana
en que mi pelo no sea juego
y las frazadas
cubran como vacío
mis pies de agosto de lluvia.
Soy sólo yo en el aire
de esta pseudo oscuridad
que ya transita el tacto de mis ojos,
y es ver futuro de los tuyos
la pregunta o la respuesta,
y es otra vez este tejado
que me acuesta a ver el cielo
a darle nombre a las estrellas,
soy implícito ese ictus
que me ahoga de sed,
soy la verba predicha
de la boca que no exhala azar,
de la mano que no canta
en el ábaco cuentas de paso,
mi raíz tiene mi ocaso y fulgencia
inscripta de su propia esencia,
y es lo mismo el bar de barrio
o la cadena,
el reloj o la espada,
vies de otro en cada marco
es lo que completa la palabra
que da gesta al darse en marco
y nueva curva de la rueda.
del vidrio oído que permite lo accesorio,
dejo la oscura silueta
afirmarse en mi pecho,
respiro lento y de humo,
lío lo artero al silencio
y le busco palabras,
un gato patas a la noche
doy lugar entre mis cosas
que han sangrado ya de espera,
elijo el muro que te ocasa
y por peldaño
doy sinónimos de soluble
y cabello lacio,
siento las sombras
de los pájaros
que se le animan al cielo
cual presta anfeta de viajante
y muevo la letra que me ampara
y preservo el orden por miedo
y me detengo de su paso;
escueta rima ha añejado
la apostasía de recuerdo
que dan los hilos herrumbrados
cediendo en el pliegue del codo:
lo que detiene es un tesoro
que no cabe en el tiempo,
hechas las mieles, el placebo,
es la primer forma de estar muerto.
Y baila ella frente al espejo
cómo si nada la pudiera dañar,
y no seré, otra vez,
quién por dar cielo quite tierra;
Natalia tiene el don de la palabra
que la lógica esconde
al unir con flechas,
aunque se le platee la boca
nunca dirá antes de escribir.
Templa la huída
como espanto que le da anchura al pulso,
se abren las branquias
en gota de café
sobre el agua transparente,
en dos caladas que libro
vicio el briso no silente
que se agrieta tras mi garganta
y se hace trémula la carne
de pensar en un mañana
en que mi pelo no sea juego
y las frazadas
cubran como vacío
mis pies de agosto de lluvia.
Soy sólo yo en el aire
de esta pseudo oscuridad
que ya transita el tacto de mis ojos,
y es ver futuro de los tuyos
la pregunta o la respuesta,
y es otra vez este tejado
que me acuesta a ver el cielo
a darle nombre a las estrellas,
soy implícito ese ictus
que me ahoga de sed,
soy la verba predicha
de la boca que no exhala azar,
de la mano que no canta
en el ábaco cuentas de paso,
mi raíz tiene mi ocaso y fulgencia
inscripta de su propia esencia,
y es lo mismo el bar de barrio
o la cadena,
el reloj o la espada,
vies de otro en cada marco
es lo que completa la palabra
que da gesta al darse en marco
y nueva curva de la rueda.
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martes, 8 de septiembre de 2009
2 pos 4
I
Tu guarda no cabe
en la calle que corres,
juntando las manos
no hay golpe que dar;
la gente se aspira
pero no se sabe,
yo nado tu orilla
que es plegaria que no entiendo.
II
Debajo del marco
no hay nada sensible,
la puerta cede
cuando no hay qué mirar,
te oigo y no puedo
creer si no sigues,
lo triste lo tengo
y no se quita ni pintando.
III
Termino las cosas
que tú nunca acabas,
cambio con los nombres
la idea de mar;
cayó de tu boca
el hueco en palabra:
no valgo sin peros
ni el peso de usar.
IV
Se tizna la noche
de cuerpo de agua,
no cae
pero arde y aroma lo puesto,
desde tus muñecas
el grito recuerdo
simbra más de un arco,
se aguza la piel.
II
Debajo del marco
no hay nada sensible,
la puerta cede
cuando no hay qué mirar,
te oigo y no puedo
creer si no sigues,
lo triste lo tengo
y no se quita ni pintando.
Tu guarda no cabe
en la calle que corres,
juntando las manos
no hay golpe que dar;
la gente se aspira
pero no se sabe,
yo nado tu orilla
que es plegaria que no entiendo.
II
Debajo del marco
no hay nada sensible,
la puerta cede
cuando no hay qué mirar,
te oigo y no puedo
creer si no sigues,
lo triste lo tengo
y no se quita ni pintando.
III
Termino las cosas
que tú nunca acabas,
cambio con los nombres
la idea de mar;
cayó de tu boca
el hueco en palabra:
no valgo sin peros
ni el peso de usar.
IV
Se tizna la noche
de cuerpo de agua,
no cae
pero arde y aroma lo puesto,
desde tus muñecas
el grito recuerdo
simbra más de un arco,
se aguza la piel.
II
Debajo del marco
no hay nada sensible,
la puerta cede
cuando no hay qué mirar,
te oigo y no puedo
creer si no sigues,
lo triste lo tengo
y no se quita ni pintando.
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martes, 1 de septiembre de 2009
Algo nomas
Algo nomas,
una porción para ver,
un ademán que sentir,
un poco
de fiebre.
Procuraré llegar
antes de irme, la próxima vez,
si nube hoy se decide
haré pizarra, como tantas,
esta firme reja.
Exparsiré manojos en las plazas
de tibieza y letra
sin levantar,
aunque ya no caiga
y no haya de dónde,
aunque ya no espere
y el sol vuelque rabioso.
Algo decir,
una cuestión,
un gesto cresta de luna,
una poca
de levedad.
Habré en los rieles
que quepa vía,
en los que no
muerta traeré
la forma que
luego haré flor
de propia tinta,
de propia muerte.
Trozaré en miradas,
percianas ignotas de mi palma,
hilaré quién ala consiva el centro que me aliviana
y seré todo
quién pueda al arar.
Algo girar,
una pregunta y agua,
una cornisa de vergüenza y placer.
una porción para ver,
un ademán que sentir,
un poco
de fiebre.
Procuraré llegar
antes de irme, la próxima vez,
si nube hoy se decide
haré pizarra, como tantas,
esta firme reja.
Exparsiré manojos en las plazas
de tibieza y letra
sin levantar,
aunque ya no caiga
y no haya de dónde,
aunque ya no espere
y el sol vuelque rabioso.
Algo decir,
una cuestión,
un gesto cresta de luna,
una poca
de levedad.
Habré en los rieles
que quepa vía,
en los que no
muerta traeré
la forma que
luego haré flor
de propia tinta,
de propia muerte.
Trozaré en miradas,
percianas ignotas de mi palma,
hilaré quién ala consiva el centro que me aliviana
y seré todo
quién pueda al arar.
Algo girar,
una pregunta y agua,
una cornisa de vergüenza y placer.
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martes, 25 de agosto de 2009
Sus manos
Lo he intentado,
aunque lo nieguen,
burlando el paso,
bebiendo aire.
Las gotas en los cuellos de las ropas
son la voz indómita
del medio cielo.
Como el color rojo,
la lluvia todo lo trae,
envuelto en un pañuelo de ecos
y silencios usados.
Cada objeto
hoy es tinta,
no hay esquirlas
sino armas.
Mira,
mas no tienta lo ajeno,
busca,
mas no llena lo abstracto,
crece
y mas duele lo vano
de no hacer sombra del día
si no es en sus manos.
aunque lo nieguen,
burlando el paso,
bebiendo aire.
Las gotas en los cuellos de las ropas
son la voz indómita
del medio cielo.
Como el color rojo,
la lluvia todo lo trae,
envuelto en un pañuelo de ecos
y silencios usados.
Cada objeto
hoy es tinta,
no hay esquirlas
sino armas.
Mira,
mas no tienta lo ajeno,
busca,
mas no llena lo abstracto,
crece
y mas duele lo vano
de no hacer sombra del día
si no es en sus manos.
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Ropa vieja
lunes, 24 de agosto de 2009
E
Cedo ante el grito
del sueño moderno
que escarcho y releo
y no hay mito ni cobre
Grito ante el sueño
que cedo
antecedo el refugio de pulso
a los secos pilares
que agobian el curso
Sueño que grito
y cedo los principios
al medio final
de acertarle a tu hoz
que me desgarres
que no dejes lastre
entre el circo y el aire
y al fin no haya dos.
del sueño moderno
que escarcho y releo
y no hay mito ni cobre
Grito ante el sueño
que cedo
antecedo el refugio de pulso
a los secos pilares
que agobian el curso
Sueño que grito
y cedo los principios
al medio final
de acertarle a tu hoz
que me desgarres
que no dejes lastre
entre el circo y el aire
y al fin no haya dos.
T
Ante la pieza
que aviva en el juego
la calle lactante
de un Rómulo remo
que adyace en la pira
Ante las idas
que nunca han devuelto
su punción al cerco
de un crespo cabello
hilarando
su ansiedad
Ante las eras
que en piel
dimos tierra
doblegando al karma
a urdirse su vela
Ante las piernas
que increpan
sus llagas
mudando sus ñañas
de cuerpo sin telas
Ante las friegas
de un dáctilo- esgrima
que limó su prisma
en el barro del orden
atesorando
la pieza encendida
lactando su brillo
de un cambio
sin nombre
Sueño...
que aviva en el juego
la calle lactante
de un Rómulo remo
que adyace en la pira
Ante las idas
que nunca han devuelto
su punción al cerco
de un crespo cabello
hilarando
su ansiedad
Ante las eras
que en piel
dimos tierra
doblegando al karma
a urdirse su vela
Ante las piernas
que increpan
sus llagas
mudando sus ñañas
de cuerpo sin telas
Ante las friegas
de un dáctilo- esgrima
que limó su prisma
en el barro del orden
atesorando
la pieza encendida
lactando su brillo
de un cambio
sin nombre
Sueño...
N
Ante la noche
de espacio que anida
el rumor de las ruinas
sumándose sobre
la perdición de los actos
inertes al curso corriente
quitándose vida
Ante la parte
que agito en la lata
en cúmulo parca
en porción agraciable
Ante el calambre
de panza vacía
de morfi
destino
nacido
incurable
Ante el tupido
rumor en los vidrios
del cielo
tejido
resuelto en jirones
de terciopelo
girando su celo
sobre el manto yerto
de nuestros balcones
Ante la huída
en prefacio
a la herida
que la bestia liba
anidando en la noche
Grito!
de espacio que anida
el rumor de las ruinas
sumándose sobre
la perdición de los actos
inertes al curso corriente
quitándose vida
Ante la parte
que agito en la lata
en cúmulo parca
en porción agraciable
Ante el calambre
de panza vacía
de morfi
destino
nacido
incurable
Ante el tupido
rumor en los vidrios
del cielo
tejido
resuelto en jirones
de terciopelo
girando su celo
sobre el manto yerto
de nuestros balcones
Ante la huída
en prefacio
a la herida
que la bestia liba
anidando en la noche
Grito!
A
Ante la palma
de gesto de sable
de marca de hueco
de atisbo esperable
Ante la rota pasión
de la piedra
la parte y lo entera
que el punto no salve
Ante las sobras
del rito y su artero
discurso somero
en mesetas de agua
Ante las armas
que ya hemos depuesto
y se logran
ser nuestro mayor diafragma
Ante los restos
que están en los huesos
y estiran su gesto
en sable
en una palma
Cedo.
de gesto de sable
de marca de hueco
de atisbo esperable
Ante la rota pasión
de la piedra
la parte y lo entera
que el punto no salve
Ante las sobras
del rito y su artero
discurso somero
en mesetas de agua
Ante las armas
que ya hemos depuesto
y se logran
ser nuestro mayor diafragma
Ante los restos
que están en los huesos
y estiran su gesto
en sable
en una palma
Cedo.
domingo, 23 de agosto de 2009
Circo y muñeco
Porque puedo escapar
de lo sucesivo,
para no ser repetido,
por no ser ley ni verdad,
por no caer en el haz
siendo parte del motivo,
pero en la paz reina el ruido
que el necio obvia escuchar,
porque aunque crea ser mas
le temo, al fin, al silencio.
Porque le temo al silencio
es que bebo en copa mi mal,
por no tentarme a pensar,
para olvidar lo que aprecio
y recordar que estoy lejos
para volver a empezar,
para alcanzar el final
del grito frente a un espejo,
para tragar solo el reflejo
del día cayendo al mar,
para evitarme lo añejo
de este tiempo militar
que enciende en cada pisar
el compás triste del juego
en que sólo el humo va hacia atrás,
por esto quito el disfraz
como la mano del fuego,
porque el bullicio lo encuentro
en ser el único eco,
porque harta en tinta mi paz
carga mas voces que un muerto,
y por dar gusto es que miento,
debo ser circo y muñeco,
debo ser hilo y final.
Debo ser hilo y final
pues mi infancia
quitaste en viento,
por resto vago y falaz
debo alejar mis pies del cielo
para obsequiarme en tu ajuar,
sonrisa y prisa a tu tiempo,
para hacer mío tu lugar
debo vaciar de mundo el cuerpo,
para poder ser igual
debo restarla
y no quiero,
para poder ser verdad
debo escaparle
y no puedo.
de lo sucesivo,
para no ser repetido,
por no ser ley ni verdad,
por no caer en el haz
siendo parte del motivo,
pero en la paz reina el ruido
que el necio obvia escuchar,
porque aunque crea ser mas
le temo, al fin, al silencio.
Porque le temo al silencio
es que bebo en copa mi mal,
por no tentarme a pensar,
para olvidar lo que aprecio
y recordar que estoy lejos
para volver a empezar,
para alcanzar el final
del grito frente a un espejo,
para tragar solo el reflejo
del día cayendo al mar,
para evitarme lo añejo
de este tiempo militar
que enciende en cada pisar
el compás triste del juego
en que sólo el humo va hacia atrás,
por esto quito el disfraz
como la mano del fuego,
porque el bullicio lo encuentro
en ser el único eco,
porque harta en tinta mi paz
carga mas voces que un muerto,
y por dar gusto es que miento,
debo ser circo y muñeco,
debo ser hilo y final.
Debo ser hilo y final
pues mi infancia
quitaste en viento,
por resto vago y falaz
debo alejar mis pies del cielo
para obsequiarme en tu ajuar,
sonrisa y prisa a tu tiempo,
para hacer mío tu lugar
debo vaciar de mundo el cuerpo,
para poder ser igual
debo restarla
y no quiero,
para poder ser verdad
debo escaparle
y no puedo.
viernes, 14 de agosto de 2009
A mano alzada I
Y expulsarlo todo
como de golpe en la espalda,
traer los vidrios rotos
de insana modestia,
jadearlo como un motor
y darle forma de forma,
y poder señalar
su pendiente hoz
para que no lo crean,
se hará planta al caer,
será un gusano de seda,
y con mis manos
su sombra
sabrá la luz por engaño
y la verba del sol mariposa
estancará las poses
chinas de color,
mientras nuestra alma disiente
del árbol hirviente
que pierde la voz
con el viento en los dientes,
se lava la calma
y agosto se hiende
donde no hay mas arma
que coto le ponga
al claro que desciende.
como de golpe en la espalda,
traer los vidrios rotos
de insana modestia,
jadearlo como un motor
y darle forma de forma,
y poder señalar
su pendiente hoz
para que no lo crean,
se hará planta al caer,
será un gusano de seda,
y con mis manos
su sombra
sabrá la luz por engaño
y la verba del sol mariposa
estancará las poses
chinas de color,
mientras nuestra alma disiente
del árbol hirviente
que pierde la voz
con el viento en los dientes,
se lava la calma
y agosto se hiende
donde no hay mas arma
que coto le ponga
al claro que desciende.
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jueves, 13 de agosto de 2009
martes, 11 de agosto de 2009
Con una sola mano
Casi un nombre cabe en mi,
nunca podrás soltarlo todo con una sola mano.
Los zumbidos en la calle me recuerdan los límites de mi imaginación,
romper en sueños y caminar a través de ellos
como punzando en un muñeco que sostengo y asimilo,
el cielo fue para marinos que hoy no sabemos escribir.
Sólo corro en círculos
mientras intentas subir por las paredes,
somos la altura
de éste estúpido vaso que sostiene con gracia otra mujer, otra mano,
hablamos plurales entre maldiciones,
nos remediamos la angustia.
En el estropicio de la noche
herir, crear las hendijas necesarias,
minó bastamente las alas de todo cosmo por parir,
la claridad sorbe tanto como la sombra.
Casi un nombre cabe en mi,
nunca podré soltarlo todo con una sola mano.
nunca podrás soltarlo todo con una sola mano.
Los zumbidos en la calle me recuerdan los límites de mi imaginación,
romper en sueños y caminar a través de ellos
como punzando en un muñeco que sostengo y asimilo,
el cielo fue para marinos que hoy no sabemos escribir.
Sólo corro en círculos
mientras intentas subir por las paredes,
somos la altura
de éste estúpido vaso que sostiene con gracia otra mujer, otra mano,
hablamos plurales entre maldiciones,
nos remediamos la angustia.
En el estropicio de la noche
herir, crear las hendijas necesarias,
minó bastamente las alas de todo cosmo por parir,
la claridad sorbe tanto como la sombra.
Casi un nombre cabe en mi,
nunca podré soltarlo todo con una sola mano.
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Uno y otro
Deslizarnos,
una y otra...
a través del arco,
transitoriamente marco.
No nos sobra
para tanto,
con reír
logramos un espacio.
Será fácil
con jalar del mismo lado,
será inútil
con jalar del mismo lado.
Uno y otro tiempo,
transitarlo nos ha dado
un pan perpetuo,
sin un plan
el mar podrá
tapar sus restos.
Será fácil
intentar volar mas alto,
será inútil
intentar volar mas alto.
Uno y otro espejo,
regresar no nos va
a devolver el cuerpo,
del disfraz
hay un metal que yo prefiero,
quién escoja el olvidar muere primero.
Flores,
sólo flores,
cuando caiga
quiero embeberme en su alma
y que el orden
al fin se vaya por mis ramas;
remozar hasta quitarnos
todo fuego animal,
cenizar hasta remediar
todo vestigio de mal.
una y otra...
a través del arco,
transitoriamente marco.
No nos sobra
para tanto,
con reír
logramos un espacio.
Será fácil
con jalar del mismo lado,
será inútil
con jalar del mismo lado.
Uno y otro tiempo,
transitarlo nos ha dado
un pan perpetuo,
sin un plan
el mar podrá
tapar sus restos.
Será fácil
intentar volar mas alto,
será inútil
intentar volar mas alto.
Uno y otro espejo,
regresar no nos va
a devolver el cuerpo,
del disfraz
hay un metal que yo prefiero,
quién escoja el olvidar muere primero.
Flores,
sólo flores,
cuando caiga
quiero embeberme en su alma
y que el orden
al fin se vaya por mis ramas;
remozar hasta quitarnos
todo fuego animal,
cenizar hasta remediar
todo vestigio de mal.
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Ropa vieja
viernes, 7 de agosto de 2009
El tiempo en el ojo, en la boca
Y quién ha dado el tiempo?
la cadencia
se resolvió esquina,
las señas cupieron
detras de las liras
del opaco paño
irisando el daño
al tizne corset;
la rueda,
la cinta mordida,
el paso colmado
y el nombre per se.
Y quién ha dado el tiempo?
la rueca hilarando inmanencia
como centro de mesa
o lámpara de pié,
ahí,
en la boca, en el ojo,
en nuestras alas de peces
concretos y livianos,
en nuestro rimel de mundo
que hace foco y destiñe,
ahí,
acá,
en los bordes de tu tasa
con nuestros labios de té o café,
ahí,
acá,
ahora,
el tiempo se da
y ceden los ecos.
la cadencia
se resolvió esquina,
las señas cupieron
detras de las liras
del opaco paño
irisando el daño
al tizne corset;
la rueda,
la cinta mordida,
el paso colmado
y el nombre per se.
Y quién ha dado el tiempo?
la rueca hilarando inmanencia
como centro de mesa
o lámpara de pié,
ahí,
en la boca, en el ojo,
en nuestras alas de peces
concretos y livianos,
en nuestro rimel de mundo
que hace foco y destiñe,
ahí,
acá,
en los bordes de tu tasa
con nuestros labios de té o café,
ahí,
acá,
ahora,
el tiempo se da
y ceden los ecos.
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martes, 21 de julio de 2009
Sin canceles ni llaves
Oh áureo espectro
de las noches
menos lejos de mi,
vejas con tu cuerpo
los consuelos
donde pretendo esgrimirme,
sesga tu velo
mi prisión
sin canceles ni llaves.
Existe una pena insalvable
entre tu rostro y mi rostro,
una ruina de cristales
entre mi boca y tus pies,
mas peca el ruedo de afable
mas visto el trinar del hambre,
salvar el hueco
es la parte
en la que escojo sin ver.
Oh luna,
oh círculo de sangre,
mis viejos dedos de madre,
mi noble espejo de piel.
Arrecia el necio deber
de quebrantar lo imaginable,
esta soga pendiendo
en el aire del lago
hasta el rumor de mis brazos
lega a los nombres profanos
lo que no saben beber.
Hiere pues hiende
en mi ser,
mas del aroma
a la hoja
solo un perfume
ha callado,
hilar
en vez de soltarlo,
volver sabiendo
no ver.
Oh luna,
oh bruma
en pose de miel,
periplo insano,
mujer
de todo cuanto
he amado,
lirio de plata,
cincel
de aquestos
labios ahogados.
de las noches
menos lejos de mi,
vejas con tu cuerpo
los consuelos
donde pretendo esgrimirme,
sesga tu velo
mi prisión
sin canceles ni llaves.
Existe una pena insalvable
entre tu rostro y mi rostro,
una ruina de cristales
entre mi boca y tus pies,
mas peca el ruedo de afable
mas visto el trinar del hambre,
salvar el hueco
es la parte
en la que escojo sin ver.
Oh luna,
oh círculo de sangre,
mis viejos dedos de madre,
mi noble espejo de piel.
Arrecia el necio deber
de quebrantar lo imaginable,
esta soga pendiendo
en el aire del lago
hasta el rumor de mis brazos
lega a los nombres profanos
lo que no saben beber.
Hiere pues hiende
en mi ser,
mas del aroma
a la hoja
solo un perfume
ha callado,
hilar
en vez de soltarlo,
volver sabiendo
no ver.
Oh luna,
oh bruma
en pose de miel,
periplo insano,
mujer
de todo cuanto
he amado,
lirio de plata,
cincel
de aquestos
labios ahogados.
martes, 14 de julio de 2009
De- Canto III
Es tan triste
saberte triste,
mi brazo
cayendo muerto
de tu herida
empuña el último fotograma
que da fin y secuela.
Cruzo entera la noche
deponiéndote
de entre cada palabra
de entre cada vestido,
que a olvido se llame
el cosmo que fue norte
de todo sentido,
no tienta el camino
mas trina la sangre
ante el hambre ebullido.
Se muere la lengua
versada y huraña osamenta
del mundo fundado,
se agota la cuenta
del ritmo dictado
procedido cuenca
de acordes y puertas,
se aligera el lomo
de la gata reina
de nuestros instintos primales de lobos.
No hay ya
destiempo,
contratiempo
o sólo tiempo,
pero queda
un ictus nuestro
que no iguala
el rizo mar,
no lo engendra
tal
el arte de las letras,
no lo canta la tormenta
ni lo entona
el sol frutal.
Se abren los brazos
de hogar y futuro,
se ciñen los humos
del mas libre verso,
retoma su fresco
la anchura del borde,
del verde hacia el eco
el mar se hace duro
y fiel amuleto
del marco,
estropicio
del baño a los gestos.
Te arrastro muriendo,
te mato
aún sabiéndote mi faro,
mi par y mi barrio,
mi pan y mi pié.
De- canto del cuero,
del manto primero
en el mal y en el bien,
debo de ceder
al pulso mas necio,
es la misma sabia
la que hizo cielo el beso
que la que le quita
el sabor de la piel.
Prefiero quedarme
en el odio en tu boca
a que escupas mi nombre
por no querer ver.
Prefiero no poder cuidarte
a tener que sanar
mis formas de no amarte.
saberte triste,
mi brazo
cayendo muerto
de tu herida
empuña el último fotograma
que da fin y secuela.
Cruzo entera la noche
deponiéndote
de entre cada palabra
de entre cada vestido,
que a olvido se llame
el cosmo que fue norte
de todo sentido,
no tienta el camino
mas trina la sangre
ante el hambre ebullido.
Se muere la lengua
versada y huraña osamenta
del mundo fundado,
se agota la cuenta
del ritmo dictado
procedido cuenca
de acordes y puertas,
se aligera el lomo
de la gata reina
de nuestros instintos primales de lobos.
No hay ya
destiempo,
contratiempo
o sólo tiempo,
pero queda
un ictus nuestro
que no iguala
el rizo mar,
no lo engendra
tal
el arte de las letras,
no lo canta la tormenta
ni lo entona
el sol frutal.
Se abren los brazos
de hogar y futuro,
se ciñen los humos
del mas libre verso,
retoma su fresco
la anchura del borde,
del verde hacia el eco
el mar se hace duro
y fiel amuleto
del marco,
estropicio
del baño a los gestos.
Te arrastro muriendo,
te mato
aún sabiéndote mi faro,
mi par y mi barrio,
mi pan y mi pié.
De- canto del cuero,
del manto primero
en el mal y en el bien,
debo de ceder
al pulso mas necio,
es la misma sabia
la que hizo cielo el beso
que la que le quita
el sabor de la piel.
Prefiero quedarme
en el odio en tu boca
a que escupas mi nombre
por no querer ver.
Prefiero no poder cuidarte
a tener que sanar
mis formas de no amarte.
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martes, 30 de junio de 2009
Antropofagia
Tu inseguridad me agobia
y no puedo sostener
dos palabras sin beber
algo de humo.
Con gritarnos perecimos hace tiempo,
el silencio fue preciso,
y en lugar del hueco
hicimos un comienzo borravino.
Paulatino
fue el fuego al minar el lienzo,
alimentarnos de restos
nos distrajo
hasta el espanto
de la inanición.
Antropofagia.
Pieza por pieza.
Muerte en la corva realeza
que sembramos.
Mano por mano.
Leva por leva.
El París fue todo
lo que no salvamos.
Antropofagia.
El cáliz fluyendo dei
sobre la mesa.
Breva por breva.
Fresa por fresa.
Antropofagia.
y no puedo sostener
dos palabras sin beber
algo de humo.
Con gritarnos perecimos hace tiempo,
el silencio fue preciso,
y en lugar del hueco
hicimos un comienzo borravino.
Paulatino
fue el fuego al minar el lienzo,
alimentarnos de restos
nos distrajo
hasta el espanto
de la inanición.
Antropofagia.
Pieza por pieza.
Muerte en la corva realeza
que sembramos.
Mano por mano.
Leva por leva.
El París fue todo
lo que no salvamos.
Antropofagia.
El cáliz fluyendo dei
sobre la mesa.
Breva por breva.
Fresa por fresa.
Antropofagia.
jueves, 25 de junio de 2009
En el romancero allegro
La cadencia de la boca
En el romancero allegro
Se precipita de a gotas
Sobre el barrio de los perros
Donde el nudo
Aguarda el yerro
Y las fresias
La corona,
Hemos sido raudos
Deudos
De la pieza danzadora.
Sin la mano que meciera
Sin la cinta que lo ayorna
Sin la precisa arboleda
Que detuviera a la alondra
No hubo rumbo que la hora
Diera veda a la marea
Que creciera junto al hogar
De lisonjas y rompiera
Su maciza cabellera
De bitácora a la diáspora.
De piolines y de manchas
me sorprendo ya sujeto,
predicado de lo muerto
no he salvado ni las tazas,
no he perdido ni soltado
no he ampulado ni he medido,
del allegro ya pasado
guardo gestos
que conozco
cuando evoco sin designio.
En el romancero allegro
Se precipita de a gotas
Sobre el barrio de los perros
Donde el nudo
Aguarda el yerro
Y las fresias
La corona,
Hemos sido raudos
Deudos
De la pieza danzadora.
Sin la mano que meciera
Sin la cinta que lo ayorna
Sin la precisa arboleda
Que detuviera a la alondra
No hubo rumbo que la hora
Diera veda a la marea
Que creciera junto al hogar
De lisonjas y rompiera
Su maciza cabellera
De bitácora a la diáspora.
De piolines y de manchas
me sorprendo ya sujeto,
predicado de lo muerto
no he salvado ni las tazas,
no he perdido ni soltado
no he ampulado ni he medido,
del allegro ya pasado
guardo gestos
que conozco
cuando evoco sin designio.
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miércoles, 24 de junio de 2009
La última puerta
Volteando la esquina duerme,
salvándo su sombra de inercia,
de miércoles fatuo,
quitarle mi espacio
es que no exista nada.
Las tintas manzanas
que arguyen mi tiempo
se ambigüan
ufanándose de mis discos
y mis diarios;
un hueco es un ducto
y la flor se reduce
a montar tus cuerpos medios,
tu rostro de eterno estereotipo.
Dibujo paredes de un aula que espero,
retoño los duelos
valientes del agua,
persigo al hambriento,
al harapo,
a la espada,
consigo ser ello
al ceder el espejo,
desvisto lo nuevo
y vuelve a darme agua.
No linda si repto,
no anida si lego
a mi cuerpo otra cinta,
otra forma de vista
que no adentre un fin con un pero;
si amparo
he depuesto
la última puerta de mi.
salvándo su sombra de inercia,
de miércoles fatuo,
quitarle mi espacio
es que no exista nada.
Las tintas manzanas
que arguyen mi tiempo
se ambigüan
ufanándose de mis discos
y mis diarios;
un hueco es un ducto
y la flor se reduce
a montar tus cuerpos medios,
tu rostro de eterno estereotipo.
Dibujo paredes de un aula que espero,
retoño los duelos
valientes del agua,
persigo al hambriento,
al harapo,
a la espada,
consigo ser ello
al ceder el espejo,
desvisto lo nuevo
y vuelve a darme agua.
No linda si repto,
no anida si lego
a mi cuerpo otra cinta,
otra forma de vista
que no adentre un fin con un pero;
si amparo
he depuesto
la última puerta de mi.
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martes, 23 de junio de 2009
Esta sombra para respirar
Es esta sombra que cuadra,
es esta pieza,
este sonido de piedras
que se intentan no fuego,
entre los dientes,
un bar incipiente de risas entendidas,
es este peto de enero
deteniendo la salida,
la próxima alzada,
es esta tienda cerrada
recostada en el día;
hasta el amparo en tu olvido
es una luz para respirar.
Hurgando en cuerpos o almas
resisto el polvo de mi,
pero tan solo son ramas
no me pueden detener,
en este round hay caída
tengo los ojos de vidrio,
un cristo hundido en la palma,
un arco nulo entre la panza
y el karma;
hasta el amparo en tu olvido
es una luz para respirar.
Es este puño de arena,
es esta gran escalera,
esta pérgola de anfetas
como segunda trinchera,
un casi monte, un atisbo,
una andrajosa baraja,
un juego para ser lo mismo,
esta borravina medalla
que me ha zurcido sandalias,
una campana sin bala,
un astrolabio de humo
de pestañas
de crayón,
un falo enigma del frío,
el harto tacto del vacío,
el arte verba del hastío
en plena ofrenda a la no razón;
hasta el amparo en tu olvido
es una luz.
es esta pieza,
este sonido de piedras
que se intentan no fuego,
entre los dientes,
un bar incipiente de risas entendidas,
es este peto de enero
deteniendo la salida,
la próxima alzada,
es esta tienda cerrada
recostada en el día;
hasta el amparo en tu olvido
es una luz para respirar.
Hurgando en cuerpos o almas
resisto el polvo de mi,
pero tan solo son ramas
no me pueden detener,
en este round hay caída
tengo los ojos de vidrio,
un cristo hundido en la palma,
un arco nulo entre la panza
y el karma;
hasta el amparo en tu olvido
es una luz para respirar.
Es este puño de arena,
es esta gran escalera,
esta pérgola de anfetas
como segunda trinchera,
un casi monte, un atisbo,
una andrajosa baraja,
un juego para ser lo mismo,
esta borravina medalla
que me ha zurcido sandalias,
una campana sin bala,
un astrolabio de humo
de pestañas
de crayón,
un falo enigma del frío,
el harto tacto del vacío,
el arte verba del hastío
en plena ofrenda a la no razón;
hasta el amparo en tu olvido
es una luz.
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Canción,
de aquí nomás...,
Ropa vieja
miércoles, 17 de junio de 2009
Canción a la soledad de Bárbara
Acabose al fin
alondra,
se hizo un arlequín de luz
lo que otrora risco nos dio,
brocado
de sangre.
Quién depone un cordel de canto fundante,
quién deshace un tren de extravíos
sin martes
ni domingos,
un poco de vos,
un poco de vos
y a la mar
me piro.
Espuma espiral,
etérea,
bestias de amalgamas
que encastran o riman,
ramos de cenizas
que espasman color,
montes de cajones epistolarios
que se lanzan que se espadan,
ya
no
arma.
Quién rasga las larvas sepias
de la rectitud ya promiscua,
quién agua los prismas
roídos de propia esgrima contra el yo,
quién trunca las ramas
espectrales de la sangre,
quién remanso viable
da a las arcas del brillante,
un poco de vos,
un poco de vos
y a la mar
te tiño,
un poco de vos
y al amar dar aire.
alondra,
se hizo un arlequín de luz
lo que otrora risco nos dio,
brocado
de sangre.
Quién depone un cordel de canto fundante,
quién deshace un tren de extravíos
sin martes
ni domingos,
un poco de vos,
un poco de vos
y a la mar
me piro.
Espuma espiral,
etérea,
bestias de amalgamas
que encastran o riman,
ramos de cenizas
que espasman color,
montes de cajones epistolarios
que se lanzan que se espadan,
ya
no
arma.
Quién rasga las larvas sepias
de la rectitud ya promiscua,
quién agua los prismas
roídos de propia esgrima contra el yo,
quién trunca las ramas
espectrales de la sangre,
quién remanso viable
da a las arcas del brillante,
un poco de vos,
un poco de vos
y a la mar
te tiño,
un poco de vos
y al amar dar aire.
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Ropa vieja
martes, 16 de junio de 2009
Refracción
Oh, la canción se escurre,
la pasarela adelanta el sesgo
que el tiempo arrebatará a su hoguera.
Manará la lengua del mismo cielo
de la misma forma.
El decorado no se une al cuerpo,
cercenarnos nos volvió complejos;
no bebíamos tanto.
Arlt, a por Arlt!
Una calle quizá devuelva
el aroma al detalle.
Manto lunar!
Una gris espera
nos quitó la esencia
hasta refractarnos.
la pasarela adelanta el sesgo
que el tiempo arrebatará a su hoguera.
Manará la lengua del mismo cielo
de la misma forma.
El decorado no se une al cuerpo,
cercenarnos nos volvió complejos;
no bebíamos tanto.
Arlt, a por Arlt!
Una calle quizá devuelva
el aroma al detalle.
Manto lunar!
Una gris espera
nos quitó la esencia
hasta refractarnos.
jueves, 21 de mayo de 2009
Andante
Ella lamenta y grita.
Se abre en picas
balbuceantes de color.
Y camina conmigo
y a través de mi.
No me condena
pero logra un poco
y también mi pecho.
Un ramo roto
hasta en la boca del herido.
Un libro tibio
para el regreso de los corsos.
Un pan sin vino
y un pan.
Lavame las manos para entrar,
permítela dios del andante.
una mañana mas
nomás
para soñar sin ver la luna/
para ser luz sin descifrar.
Una vez par
y otra pinta sin rizar.
Permítela pierna falaz,
no iré despacio aunque lo sufra;
lo toco sólo al despertar.
Si troco el pueblo
por llorar
tan sólo habrá de hablar la lluvia.
Tan solo.
Una mañana mas
nomás.
Permítela.
Se abre en picas
balbuceantes de color.
Y camina conmigo
y a través de mi.
No me condena
pero logra un poco
y también mi pecho.
Un ramo roto
hasta en la boca del herido.
Un libro tibio
para el regreso de los corsos.
Un pan sin vino
y un pan.
Lavame las manos para entrar,
permítela dios del andante.
una mañana mas
nomás
para soñar sin ver la luna/
para ser luz sin descifrar.
Una vez par
y otra pinta sin rizar.
Permítela pierna falaz,
no iré despacio aunque lo sufra;
lo toco sólo al despertar.
Si troco el pueblo
por llorar
tan sólo habrá de hablar la lluvia.
Tan solo.
Una mañana mas
nomás.
Permítela.
Flores
No quedan hojas en el frente
que solo en frío se mancha,
una flor sangrienta
echa el sol contra los muros,
el rumor nos jala los hombros
y somos todos muertos verticales,
nos odiamos con los ojos
pero somos piadosos de mí,
de mi vos, de mi tú, ustedes,
de mi yo.
No hay más amor que costumbre
en los ritos aún cenicientos,
tragando a círculos del aire
nos viciamos torpemente,
toda pieza es escrutable
entre el olvido y la boca de alabastro.
Enormes, de paso,
las aves no caven en el tiempo.
La tormenta nos confunde
bajo su aguasombra predicha,
dos pies miden un reino entero
de vidrios ciegos
y exaltados.
Si hasta tu palmo cruza
mi conjuro de vientos opacos,
será que mi arroyuelo de fantasmas
lograron darse el agua
que nunca más rió.
Tener la muerte atenta
es una daga
que lleva en sus espaldas
la luz que el sol no da;
la flor sangrienta busca entre sus piernas
mientras la voz no cesa
y la tierra es otro mar.
que solo en frío se mancha,
una flor sangrienta
echa el sol contra los muros,
el rumor nos jala los hombros
y somos todos muertos verticales,
nos odiamos con los ojos
pero somos piadosos de mí,
de mi vos, de mi tú, ustedes,
de mi yo.
No hay más amor que costumbre
en los ritos aún cenicientos,
tragando a círculos del aire
nos viciamos torpemente,
toda pieza es escrutable
entre el olvido y la boca de alabastro.
Enormes, de paso,
las aves no caven en el tiempo.
La tormenta nos confunde
bajo su aguasombra predicha,
dos pies miden un reino entero
de vidrios ciegos
y exaltados.
Si hasta tu palmo cruza
mi conjuro de vientos opacos,
será que mi arroyuelo de fantasmas
lograron darse el agua
que nunca más rió.
Tener la muerte atenta
es una daga
que lleva en sus espaldas
la luz que el sol no da;
la flor sangrienta busca entre sus piernas
mientras la voz no cesa
y la tierra es otro mar.
Canto II
Sobre los pezones
de sombra predicha
se aguza tu giro
liviano y marino,
mis letras se torban,
en lo alto las piedras
pueden lis libar.
Las huellas no cursan
en trenzas de muerte,
los sorbos transmutan
punzadas de pan;
se agita en un canto
de lluvia
sembrando,
la tinta de sangre
cubre con sus labios las pintas,
las puertas nocturnas
de un fruto sin voz.
de sombra predicha
se aguza tu giro
liviano y marino,
mis letras se torban,
en lo alto las piedras
pueden lis libar.
Las huellas no cursan
en trenzas de muerte,
los sorbos transmutan
punzadas de pan;
se agita en un canto
de lluvia
sembrando,
la tinta de sangre
cubre con sus labios las pintas,
las puertas nocturnas
de un fruto sin voz.
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Ropa vieja
lunes, 18 de mayo de 2009
En los cajones
Con el tiempo
no fue necesario pronunciarte.
Un hueco traía otro hueco.
Mi rostro era un triste retorno
hacia cada detalle.
Un perfume desnuda un ajuar
en la puerta de un atrio que nunca pisamos,
el cancel acerca ese pan hacia lados del mar que nunca dejamos.
Bailaremos nuevamente
y sabremos como reírlo.
Cercaremos el olvido y el presente
con palabras que apoyen sus codos en la mesa.
Mentiré si es justo
lo que quepa en el sonido.
Nuestro amor es solo el estado en que huyen las cosas.
Con el tiempo
un remanso lloverá lo mismo que el todo.
Esta lía remienda el oro hasta la flor
que omite el verde y el rojo.
Habrá sal en los cajones,
tu antonomasia eficaz
transita el final del renglón
con la certeza de mi puño.
no fue necesario pronunciarte.
Un hueco traía otro hueco.
Mi rostro era un triste retorno
hacia cada detalle.
Un perfume desnuda un ajuar
en la puerta de un atrio que nunca pisamos,
el cancel acerca ese pan hacia lados del mar que nunca dejamos.
Bailaremos nuevamente
y sabremos como reírlo.
Cercaremos el olvido y el presente
con palabras que apoyen sus codos en la mesa.
Mentiré si es justo
lo que quepa en el sonido.
Nuestro amor es solo el estado en que huyen las cosas.
Con el tiempo
un remanso lloverá lo mismo que el todo.
Esta lía remienda el oro hasta la flor
que omite el verde y el rojo.
Habrá sal en los cajones,
tu antonomasia eficaz
transita el final del renglón
con la certeza de mi puño.
jueves, 7 de mayo de 2009
Iris
Junto al vidrio
que el iris me graba
se ha ceñido
un brillo/ piedra/ gota,
me han herido
un rincón de palabra,
me ha seguido
y cruzado la boca.
Se desdobla
el rumor de mi calma,
se me agolpa
el color de las cosas,
ha caído el orden
de la palma
como al brío resuelve la hoja.
Atino a su postura
aún sin tomar detalle,
la logra la ancha frase
del lugar en que yo habite,
girando las muñecas
podría ser su alterno disfraz.
Va el diablo
en cada uno de sus convites,
liga su rojo el gris
con que la tierra avecina,
silvan sus artes ron de ocarina,
su risa aprisiona
la forma en que elijo la libertad.
Atino a su postura
aún sin tomar detalle,
la logra la ancha frase
del lugar en que yo habite,
girando las muñecas
podría ser su pez y pan.
que el iris me graba
se ha ceñido
un brillo/ piedra/ gota,
me han herido
un rincón de palabra,
me ha seguido
y cruzado la boca.
Se desdobla
el rumor de mi calma,
se me agolpa
el color de las cosas,
ha caído el orden
de la palma
como al brío resuelve la hoja.
Atino a su postura
aún sin tomar detalle,
la logra la ancha frase
del lugar en que yo habite,
girando las muñecas
podría ser su alterno disfraz.
Va el diablo
en cada uno de sus convites,
liga su rojo el gris
con que la tierra avecina,
silvan sus artes ron de ocarina,
su risa aprisiona
la forma en que elijo la libertad.
Atino a su postura
aún sin tomar detalle,
la logra la ancha frase
del lugar en que yo habite,
girando las muñecas
podría ser su pez y pan.
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de aquí nomás...
lunes, 4 de mayo de 2009
Mano - Tiza sobre cartulina negra (Bárbara Braguinsky)
Se oye en franca tensión
su vientre que al ojo es un milagro
como un hilo de luz
que estropea el mas vago reparo
se hace ropa y canción,
se acentúa y se logra escuchado
se aprisiona en el ser
y el malón lo torna su pasado,
con el tiempo es la vez,
con el frío el rayón necesario
luego el pan con el pez
y su brazo se tiende mas largo.
Y no hace falta mirarlo
para alcanzar su grito de hermano,
que es el grito primario, es el ala y el grifo llorando,
si uno más logra ser
por qué dejarse ahogar por cifrado
si el final es creer que el final por un fin ha llegado
hasta ser lo que se es
aferrarse es el muro y el faro.
Vos podes sostenerte,
liberar tu canción por Tu muerte
vos podes ser la piel
que astilló hasta el rayo su ser
vos podes ser la voz
que a quién oiga agite el color,
no nos van a dejar el ramo entre las manos sin flor.
su vientre que al ojo es un milagro
como un hilo de luz
que estropea el mas vago reparo
se hace ropa y canción,
se acentúa y se logra escuchado
se aprisiona en el ser
y el malón lo torna su pasado,
con el tiempo es la vez,
con el frío el rayón necesario
luego el pan con el pez
y su brazo se tiende mas largo.
Y no hace falta mirarlo
para alcanzar su grito de hermano,
que es el grito primario, es el ala y el grifo llorando,
si uno más logra ser
por qué dejarse ahogar por cifrado
si el final es creer que el final por un fin ha llegado
hasta ser lo que se es
aferrarse es el muro y el faro.
Vos podes sostenerte,
liberar tu canción por Tu muerte
vos podes ser la piel
que astilló hasta el rayo su ser
vos podes ser la voz
que a quién oiga agite el color,
no nos van a dejar el ramo entre las manos sin flor.
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miércoles, 11 de marzo de 2009
Duerme
Ella aromaba los vidrios
que brotaban de mi boca
ese fino cuchillo
de ancha hoja
y todo brillo
se reía y me iba
en sangre
se plagaba de mi carne
y pleno yo era un rosal
borravino y luminoso
distraído armonioso
como un libro
orgulloso de ser hijo
y ser ojo
de la mano fanal.
Vidrios y mas vidrios
salinas en castillos
nubes torpes de piernas
soles truncos de bordes
mas perfume
y las riendas se nombraban y nombraban
que me colma que me afana
que me quiebra en otra voz.
El color que se quema
y como un surco a una grieta
el halo prima a volar,
ella recoge el dedal
yo premura yo recta
vuelco el sumo de mis días
alzo el ala perdida
grito
y mudo a la par.
El reloj vuelto timo
brote en ron de pabilos
sin volverme
quise ido
mientras
cuerpo y vestido
eran todo lugar.
Duerme.
que brotaban de mi boca
ese fino cuchillo
de ancha hoja
y todo brillo
se reía y me iba
en sangre
se plagaba de mi carne
y pleno yo era un rosal
borravino y luminoso
distraído armonioso
como un libro
orgulloso de ser hijo
y ser ojo
de la mano fanal.
Vidrios y mas vidrios
salinas en castillos
nubes torpes de piernas
soles truncos de bordes
mas perfume
y las riendas se nombraban y nombraban
que me colma que me afana
que me quiebra en otra voz.
El color que se quema
y como un surco a una grieta
el halo prima a volar,
ella recoge el dedal
yo premura yo recta
vuelco el sumo de mis días
alzo el ala perdida
grito
y mudo a la par.
El reloj vuelto timo
brote en ron de pabilos
sin volverme
quise ido
mientras
cuerpo y vestido
eran todo lugar.
Duerme.
Un café y ella la actriz
Te olvidas sobre la tele del cuarto los puchos que te pidió al teléfono le llevaras, pues él no recordó, él corría. Ahora tú te aprisas. Empujas las cosas al bolso que ya te cuelga, revisas la llave del gas y pretendes, entre tanto, remendar o traer unos números que tu cabeza jadea torpemente y sin caso. Luego él te dirá. Seguro recuerda.
Hay algo que sabes que no sostienes y son los cigarrillos, pero será solo en la parada cuando un ansia mal curada los devuelva a la boca de tu mente. Ya es tarde. Volver ahora quitaría hasta el espacio de la excusa, que aunque ya sabes que no te vale y que, así como te es permitida, te gusta auto complacerte repitiéndola y sintiéndote un tanto menor de culpas. Tú misma acabas por creer que un desdichado señor arrojó sus deudas y dudas a los hierros del vagón lucero en la estación de Villa Luro y, aunque casi no existan señores pero broten desdichados en Villa Luro, puede que nunca haya ocurrido aquello, no hoy, no ante ti, no.
Pero los puchos de Alejandro; que no tengo plata ni porqué, que el atado estaba prácticamente lleno, que como vos los dejas ahora yo soy una toxina que besa, bueno, yo no los puedo dejar, y no tenes derecho a hacerme esto, que no sabes cómo estuve toda la mañana que... Le tomas las manos para encontrarle los ojos como si la no intención solo cupiera al cruzar sus retinas de congoja mortuoria. Te juro que no...Siempre es igual Lucía, todo tiene que ser a tu modo...Por qué siempre igual, dame un ejemplo...Y él chista quitándote la vista de a poco hasta darte la espalda. Vos no lo repetís porque todavía no es el momento de atacar su queja con ofendimiento, y perdés la mirada entre su cuerpo y un punto cualquiera a la espera de su rostro...
Pero que carajo!, la idea te llevaba la mano a la boca y tropezó con la tinta de sellos que empapa en el logo y las líneas punteadas la propuesta de emisión recién impresa, e impresa en color, por lo que tenes que volver a pedirla en la biblioteca de planta baja. Como ayer te ocurrió lo mismo, le pedís a Laura de contaduría si te hace el favor, que no hay apuro (que ella tenga que saber) y te reís de un chiste que apenas si escuchaste pero viste. Gracias.
Levantas el rostro de soslayo al techo y alzando la voz preguntas si alguien sabe que significa la abreviatura Ltda. , pero ni Rita ni Carmen o Vera retiran siquiera la vista de su pantalla, ni giran ni hablan; no trabajan, pero lo ensayan de modo admirable. Gracias.
“....are flowing out like endless rain..., like endless rain..., out like endless rain...”, chicas, cómo era que...?, en una hendija del pensamiento que no consume ni palabra en tu cabeza entendés la vaga y rota realidad comunicacional de la oficina.
Te levantas por un café de los que no te gusta pedir y te molesta hacer, la cantidad de azúcar y la travesía odiseaica hasta la cocina. Saludas a Lis, a Martín y a Erica, del resto no encontrás los ojos. La sala, el despacho, los casilleros...Nada te urge cuando emprendes hacia esta parodia de beneficio. Gente del ramo de los cafeínicos ha conseguido mas de una plaza en el hospicio de quienes nunca encuentran su camino, pues no hay destino en quién ansía y sacia la idea lacia de un horizonte sin sueños.
Dicen que Julio de maestranza posee una suerte de mapa o plano hacia el tesoro negro desde cualquier punto u oficina, pero que sólo tienen acceso a él quienes fueran capaces de brindarle algo que no cuente en su brillante arca de ofrendas. Plástico, eléctrico, líquido o escrito, ya todo han sabido acercarle rimando una pena por poco en un ruego, todo por un vistazo elefantino a la legendaria carta que existe una sola vez y para siempre acotando toda posibilidad de reclamo. Tal es su aura de quienes pueden ver las tierras nadando hacia los barcos, que hace ya más de dos años que alguien no invierte palabra alguna en sus gestos, y aunque vos crees tener el quid de su siniestro conocimiento de una alopecia inmaterial, no querés dar el puñal para que mate mi leyenda.
Ves que Rita te sigue pero no sabes si intenta decirte algo o solo busca dar con el mismo destino que apresura tus párpados. Postergas las pausas hasta otro pensamiento que concluya y comenzás a girar a cada pasillo que te alumbra. Ella no parece perderte el paso pero es difícil que lo calcules con precisión entre escritorios y muros de camelo que bien espejan la jerarquía de quienes amparan. Procurás no voltear a cada indicio supuesto, pues tu cansancio te vuelve más torpe con cada zanco. Prácticamente corres (con toda la dimensión que ello puede alcanzar y repercutir en un salón de oficinas).
Tampoco vos sabes ya a dónde te diriges en vía a la meca menos dulce, pero es que nunca lo supiste, ni siquiera yo a decir verdad, sin embargo nadie logrará alcanzarte hasta haber quemado la última de tus naves.
El ventanal del despacho de Sergio comienza a renovar el horizonte que te negás. Hay dos personas junto al paso de Rita pero sus ojos siguen enseñándolos uno. A la izquierda, siempre la izquierda suele decir Nati, tu hermana, y, por extraña casualidad o no, siempre estaban allí las puertas nuevas. Dudas el espacio suficiente para que quepa en tu cabeza la idea de lo rala a tu naturaleza de esta automaticidad para la huida. Puede que hasta te encuentres en otro piso pero acaso es parte del desperdicio de señales que intenta tu yo mas pleno dejar a tus espaldas.
Los pasos que siguen tu distancia se ensanchan, podes sentirlos en la piel y en el oído, temes saberlo con certeza. Tal vez frenar sea lo mas cauto, pero llegar te asestaría con todo el mar de ansiedad a tus anchas.
Hay puertas que ya no ceden, hay luces que ya no siguen. Cerrás los puños y gopeás tu cintura con una avidez mariposial.
No podes sobreactuar en una velocidad que ya no alcanzas, lo único que cabe es un reparo, y cuando digo único es porque no queda mas opción y porque tan solo es un lugar: mi mente. Quién se atrevería a hurgar allí a menos que lo consienta mi pluma. Aunque te encuentres en lugares que tu costumbre no corresponda(otro sala u otro piso), lo que necesitas no posee realmente un espacio físico, ahora sí que ni siquiera el eco corto y prácticamente sin lugar de los cientos de pasos de presa que hilvanan tus intenciones podrían desahuciarte.
Tomas el comino libre de lo que no estoy pensando pero logro encontrarte en el patio de mi casa, luego en las canchas que otrora empolvaran los frentes del hospital Santojani, ahora estas en mis ideas sobre los rituales mortuorios. Repites frases que en mi madre deslizaban como es el barro al torrente, jugás con las claves de mi caja de ahorro y mi maletín de piel de cocodrilo inflable, tergiversas los aromas que amparan ciertos tiempos de paredes pre- construidas y mesas con saleros improvisados, te ocultas en un color que tal vez debió haberme cercenado de algún modo en una devolución epistolaria adolescente. Te escucho reír murmurando bocanadas de encierro, sabes que no es fácil y un retoño de muerte te invadirá los huesos. Pero qué hacés?! Ten respeto de mis muertos! Ni con ella ni con ninguna!...No!...Basta.
(Mente en blanco)
Ahora se te blanden los ojos de una robustez blanquecina, mirando hacia arriba te reconoces en la oficina de personal y en tu lugar de personaje. Tarde era ya cuando apagaste la última luz de las laderas del pasillo. Algunos te vieron, el resto siempre fueron máquinas.
Se apostaron frente a la entrada y el ventanal como quien espera un formulario, casi sin rostro. Poco a poco los golpes a palma abierta inundaban la horizontal y vertical. Una marea alta. El ritmo irrumpe en tu pulso como lo hacen los bajos de Morphine. Late. Sentis el corloc dando entrada lenta, de lima carcelaria. Cede.
Te paras en un solo movimiento que bien podría haber sido una pausa, los hilos que te demoran son los mismos que te alzan por debajo de los hombros. Ya es tarde, el cielo empieza a pronunciarse. Transversal a quienes te amurallan avanza el cuerpo de la empresa. Comienzan a irse. El subte de seis y ocho cargará con gran parte de ellos. Gradualmente pierdes la atención, ya no empuja.
Nadie mira la puerta y decidis salir. Cuando empezás a abandonarte a la marcha un giro de cuerda que se corta hace pender tu alma de tus solapas y te arroja brusca y sin soltar Rita contra el falso muro y susurra:
- Ni con ella ni con ninguna…digo, las almas que se salvan son de luz, el resto somos café- luego sus brazos caen sin ánima contra su cuerpo que acata la huída.
Aguardas que su figura se diluya y, como quien disimula lo que no es suyo, avanzas pesadamente entre el vaivén de tus ojos en un perfecto Ecuador.
Cruzada la segunda esquina intentas aprolijar tu imagen de ti. Girando la ochaba a tu derecha te espera Alejandro con su sonrisa cansada pero harto límpida. Pita y arroja el pucho. Te abraza desde el pecho hasta el extremo de su ser. Te besa, e incorporando el paso, te toma la mano y te invita un café.
Hay algo que sabes que no sostienes y son los cigarrillos, pero será solo en la parada cuando un ansia mal curada los devuelva a la boca de tu mente. Ya es tarde. Volver ahora quitaría hasta el espacio de la excusa, que aunque ya sabes que no te vale y que, así como te es permitida, te gusta auto complacerte repitiéndola y sintiéndote un tanto menor de culpas. Tú misma acabas por creer que un desdichado señor arrojó sus deudas y dudas a los hierros del vagón lucero en la estación de Villa Luro y, aunque casi no existan señores pero broten desdichados en Villa Luro, puede que nunca haya ocurrido aquello, no hoy, no ante ti, no.
Pero los puchos de Alejandro; que no tengo plata ni porqué, que el atado estaba prácticamente lleno, que como vos los dejas ahora yo soy una toxina que besa, bueno, yo no los puedo dejar, y no tenes derecho a hacerme esto, que no sabes cómo estuve toda la mañana que... Le tomas las manos para encontrarle los ojos como si la no intención solo cupiera al cruzar sus retinas de congoja mortuoria. Te juro que no...Siempre es igual Lucía, todo tiene que ser a tu modo...Por qué siempre igual, dame un ejemplo...Y él chista quitándote la vista de a poco hasta darte la espalda. Vos no lo repetís porque todavía no es el momento de atacar su queja con ofendimiento, y perdés la mirada entre su cuerpo y un punto cualquiera a la espera de su rostro...
Pero que carajo!, la idea te llevaba la mano a la boca y tropezó con la tinta de sellos que empapa en el logo y las líneas punteadas la propuesta de emisión recién impresa, e impresa en color, por lo que tenes que volver a pedirla en la biblioteca de planta baja. Como ayer te ocurrió lo mismo, le pedís a Laura de contaduría si te hace el favor, que no hay apuro (que ella tenga que saber) y te reís de un chiste que apenas si escuchaste pero viste. Gracias.
Levantas el rostro de soslayo al techo y alzando la voz preguntas si alguien sabe que significa la abreviatura Ltda. , pero ni Rita ni Carmen o Vera retiran siquiera la vista de su pantalla, ni giran ni hablan; no trabajan, pero lo ensayan de modo admirable. Gracias.
“....are flowing out like endless rain..., like endless rain..., out like endless rain...”, chicas, cómo era que...?, en una hendija del pensamiento que no consume ni palabra en tu cabeza entendés la vaga y rota realidad comunicacional de la oficina.
Te levantas por un café de los que no te gusta pedir y te molesta hacer, la cantidad de azúcar y la travesía odiseaica hasta la cocina. Saludas a Lis, a Martín y a Erica, del resto no encontrás los ojos. La sala, el despacho, los casilleros...Nada te urge cuando emprendes hacia esta parodia de beneficio. Gente del ramo de los cafeínicos ha conseguido mas de una plaza en el hospicio de quienes nunca encuentran su camino, pues no hay destino en quién ansía y sacia la idea lacia de un horizonte sin sueños.
Dicen que Julio de maestranza posee una suerte de mapa o plano hacia el tesoro negro desde cualquier punto u oficina, pero que sólo tienen acceso a él quienes fueran capaces de brindarle algo que no cuente en su brillante arca de ofrendas. Plástico, eléctrico, líquido o escrito, ya todo han sabido acercarle rimando una pena por poco en un ruego, todo por un vistazo elefantino a la legendaria carta que existe una sola vez y para siempre acotando toda posibilidad de reclamo. Tal es su aura de quienes pueden ver las tierras nadando hacia los barcos, que hace ya más de dos años que alguien no invierte palabra alguna en sus gestos, y aunque vos crees tener el quid de su siniestro conocimiento de una alopecia inmaterial, no querés dar el puñal para que mate mi leyenda.
Ves que Rita te sigue pero no sabes si intenta decirte algo o solo busca dar con el mismo destino que apresura tus párpados. Postergas las pausas hasta otro pensamiento que concluya y comenzás a girar a cada pasillo que te alumbra. Ella no parece perderte el paso pero es difícil que lo calcules con precisión entre escritorios y muros de camelo que bien espejan la jerarquía de quienes amparan. Procurás no voltear a cada indicio supuesto, pues tu cansancio te vuelve más torpe con cada zanco. Prácticamente corres (con toda la dimensión que ello puede alcanzar y repercutir en un salón de oficinas).
Tampoco vos sabes ya a dónde te diriges en vía a la meca menos dulce, pero es que nunca lo supiste, ni siquiera yo a decir verdad, sin embargo nadie logrará alcanzarte hasta haber quemado la última de tus naves.
El ventanal del despacho de Sergio comienza a renovar el horizonte que te negás. Hay dos personas junto al paso de Rita pero sus ojos siguen enseñándolos uno. A la izquierda, siempre la izquierda suele decir Nati, tu hermana, y, por extraña casualidad o no, siempre estaban allí las puertas nuevas. Dudas el espacio suficiente para que quepa en tu cabeza la idea de lo rala a tu naturaleza de esta automaticidad para la huida. Puede que hasta te encuentres en otro piso pero acaso es parte del desperdicio de señales que intenta tu yo mas pleno dejar a tus espaldas.
Los pasos que siguen tu distancia se ensanchan, podes sentirlos en la piel y en el oído, temes saberlo con certeza. Tal vez frenar sea lo mas cauto, pero llegar te asestaría con todo el mar de ansiedad a tus anchas.
Hay puertas que ya no ceden, hay luces que ya no siguen. Cerrás los puños y gopeás tu cintura con una avidez mariposial.
No podes sobreactuar en una velocidad que ya no alcanzas, lo único que cabe es un reparo, y cuando digo único es porque no queda mas opción y porque tan solo es un lugar: mi mente. Quién se atrevería a hurgar allí a menos que lo consienta mi pluma. Aunque te encuentres en lugares que tu costumbre no corresponda(otro sala u otro piso), lo que necesitas no posee realmente un espacio físico, ahora sí que ni siquiera el eco corto y prácticamente sin lugar de los cientos de pasos de presa que hilvanan tus intenciones podrían desahuciarte.
Tomas el comino libre de lo que no estoy pensando pero logro encontrarte en el patio de mi casa, luego en las canchas que otrora empolvaran los frentes del hospital Santojani, ahora estas en mis ideas sobre los rituales mortuorios. Repites frases que en mi madre deslizaban como es el barro al torrente, jugás con las claves de mi caja de ahorro y mi maletín de piel de cocodrilo inflable, tergiversas los aromas que amparan ciertos tiempos de paredes pre- construidas y mesas con saleros improvisados, te ocultas en un color que tal vez debió haberme cercenado de algún modo en una devolución epistolaria adolescente. Te escucho reír murmurando bocanadas de encierro, sabes que no es fácil y un retoño de muerte te invadirá los huesos. Pero qué hacés?! Ten respeto de mis muertos! Ni con ella ni con ninguna!...No!...Basta.
(Mente en blanco)
Ahora se te blanden los ojos de una robustez blanquecina, mirando hacia arriba te reconoces en la oficina de personal y en tu lugar de personaje. Tarde era ya cuando apagaste la última luz de las laderas del pasillo. Algunos te vieron, el resto siempre fueron máquinas.
Se apostaron frente a la entrada y el ventanal como quien espera un formulario, casi sin rostro. Poco a poco los golpes a palma abierta inundaban la horizontal y vertical. Una marea alta. El ritmo irrumpe en tu pulso como lo hacen los bajos de Morphine. Late. Sentis el corloc dando entrada lenta, de lima carcelaria. Cede.
Te paras en un solo movimiento que bien podría haber sido una pausa, los hilos que te demoran son los mismos que te alzan por debajo de los hombros. Ya es tarde, el cielo empieza a pronunciarse. Transversal a quienes te amurallan avanza el cuerpo de la empresa. Comienzan a irse. El subte de seis y ocho cargará con gran parte de ellos. Gradualmente pierdes la atención, ya no empuja.
Nadie mira la puerta y decidis salir. Cuando empezás a abandonarte a la marcha un giro de cuerda que se corta hace pender tu alma de tus solapas y te arroja brusca y sin soltar Rita contra el falso muro y susurra:
- Ni con ella ni con ninguna…digo, las almas que se salvan son de luz, el resto somos café- luego sus brazos caen sin ánima contra su cuerpo que acata la huída.
Aguardas que su figura se diluya y, como quien disimula lo que no es suyo, avanzas pesadamente entre el vaivén de tus ojos en un perfecto Ecuador.
Cruzada la segunda esquina intentas aprolijar tu imagen de ti. Girando la ochaba a tu derecha te espera Alejandro con su sonrisa cansada pero harto límpida. Pita y arroja el pucho. Te abraza desde el pecho hasta el extremo de su ser. Te besa, e incorporando el paso, te toma la mano y te invita un café.
viernes, 6 de marzo de 2009
Canto I
Si hay más de vidrio
en recoger tus muñecas de mis sombras
como figuras que se jalan
para anudarse en un zapato,
tendré por bien darle a mis llaves
que otrora intento fueron ruido;
veré tu verbo en mi vacío;
detendré en mi vaso la gota.
Si el soliloquio de verano
te engendrará como a las hojas
y encimarás mi voz
cual rima añeja
y más besada,
bien cuidaré
dormir tu pausa
para olvidar que en vano el río no cesa,
un lienzo por cada palmo,
un cielo por cada pieza;
ala
libando un atrio
de infinita mudez,
de infinito canto.
en recoger tus muñecas de mis sombras
como figuras que se jalan
para anudarse en un zapato,
tendré por bien darle a mis llaves
que otrora intento fueron ruido;
veré tu verbo en mi vacío;
detendré en mi vaso la gota.
Si el soliloquio de verano
te engendrará como a las hojas
y encimarás mi voz
cual rima añeja
y más besada,
bien cuidaré
dormir tu pausa
para olvidar que en vano el río no cesa,
un lienzo por cada palmo,
un cielo por cada pieza;
ala
libando un atrio
de infinita mudez,
de infinito canto.
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.Texto taller- Dupont M.
Desde que corro con ella no puedo evitar este llanto niño, esta boca rota. A veces volteamos a medias, en turnos mal actuados, pero el miedo es inherte, decimos, y lo repetimos con la misma facilidad que encontramos otro paso; si este puto día no fuera tan largo hubiera soltado el arma en una esquina de pena.
Bebe hasta el último rayo, princesa, que pronto comenzará a oxidarse este bello césped y no habrá amparo mas piadoso que una roca; este hilo en mi tobillo, este harapo en tu espalda, pronto nos irá masticando y ya no seremos ni medio pelo del, otrora, cielo.
Marcia, no dejes nunca de inyectarme esta premura de bestia en ocaso, este jalarme ahogado en el pecho; se bien que tu sucucho sombreado y turbio hoy podés verlo latir como un palacio imperial erguido en un marcador de punta tibia, pero dormir sobre la luz no nos habría hecho brillar.
Aquel señor no tiene rostro y se golpea hasta entenderlo, una berenjena se abre los brazos con un puñado de soja, el peluquero destripa un tiempo y cambia el ritmo del vals, bailan marote ahora y es divertido pero corremos por dentro, y nos brotamos y lloras y te mezclas contigo misma, y ellos nos creen con ellos y todos palpan y saltan, y todos lloran y corren. Yo intento ganarte una puerta para poder quitar los tacos de tanto alcohol sin fumar. No lo hagas José que nada vale este gesto, llevate si queres hasta mi medallita de la virgen, pero disparame por un teléfono que tengo gusto a bailar.
Bebe hasta el último rayo, princesa, que pronto comenzará a oxidarse este bello césped y no habrá amparo mas piadoso que una roca; este hilo en mi tobillo, este harapo en tu espalda, pronto nos irá masticando y ya no seremos ni medio pelo del, otrora, cielo.
Marcia, no dejes nunca de inyectarme esta premura de bestia en ocaso, este jalarme ahogado en el pecho; se bien que tu sucucho sombreado y turbio hoy podés verlo latir como un palacio imperial erguido en un marcador de punta tibia, pero dormir sobre la luz no nos habría hecho brillar.
Aquel señor no tiene rostro y se golpea hasta entenderlo, una berenjena se abre los brazos con un puñado de soja, el peluquero destripa un tiempo y cambia el ritmo del vals, bailan marote ahora y es divertido pero corremos por dentro, y nos brotamos y lloras y te mezclas contigo misma, y ellos nos creen con ellos y todos palpan y saltan, y todos lloran y corren. Yo intento ganarte una puerta para poder quitar los tacos de tanto alcohol sin fumar. No lo hagas José que nada vale este gesto, llevate si queres hasta mi medallita de la virgen, pero disparame por un teléfono que tengo gusto a bailar.
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La condena
Le cubrió los oídos como excusando su culpa. Pero cuando todo acaba la pena halla siempre el resquicio. Es decir, de qué me sirvió si parte de su cuerpo luego estaba en mi rostro como frutas viciadas que se arrojan contra un muro. Qué estúpida fuiste mujer, como seguir sintiendo madre. Estas lluvias como hoy, aún te intentan recuerdo, aunque no valgas siquiera el agua que mancha el techo del baño.
Todo te ha perdonado, las fotos, los perfumes, los nombres largos de las calle cortas, los papeles escritos estando al teléfono.
Que estúpida fuiste mujer, que ni siquiera pudiste matarlo. Había moscas ya en su pecho, el plomo solo lo ha acostado. Si eso fue amor, es que no esperas cartas mías.
En donde las horas te esperan, veras el prado donde has dejado tostar la miel de mi sonrisa. El cielo en el borde de la mano, las sombras debajo y por encima de las sillas.
Te enviare flores en octubre para remozarte la tristeza. Que no encuentre la puerta, que no haya plegaria que le de pan a tu alma, un puñado de esperanza será toda esta mierda de luz que me obsequiaste.
No morirás, estúpida, no así de simple, no tan fácil como sangre, tu hija no me lo perdonaría.
Todo te ha perdonado, las fotos, los perfumes, los nombres largos de las calle cortas, los papeles escritos estando al teléfono.
Que estúpida fuiste mujer, que ni siquiera pudiste matarlo. Había moscas ya en su pecho, el plomo solo lo ha acostado. Si eso fue amor, es que no esperas cartas mías.
En donde las horas te esperan, veras el prado donde has dejado tostar la miel de mi sonrisa. El cielo en el borde de la mano, las sombras debajo y por encima de las sillas.
Te enviare flores en octubre para remozarte la tristeza. Que no encuentre la puerta, que no haya plegaria que le de pan a tu alma, un puñado de esperanza será toda esta mierda de luz que me obsequiaste.
No morirás, estúpida, no así de simple, no tan fácil como sangre, tu hija no me lo perdonaría.
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Giro- ondeando
Iluminando la entrada
se miente de a gotas
mi curso fugaz,
puedo volver la mirada
y hallar mi varada
cintura de acopio cintura plural.
Desde las perchas del cuarto
hasta el mismo ritual de humedades figurativas,
desde la escriba parcela
hasta el piso de abrevas de parcas de reinas de pulsión de vida
puedo tropezar contigo
con el mismo tino
que doy con el sol,
luz o tibia sensación,
cualquiera su gema, expresarte es color.
Dónde me dejas si voy
cual runa a tu suerte de asfalto labial,
donde cenizas juntar
el tiempo me escribe del tiempo a pasar;
no disparar me detiene
en la calma por eje ya no tengo de mi,
dormir luego de vivir te tiene tan cerca.
Rueda el cielo es un decir que transcurre al umbral que transpone mi techo,
tanto desgarró tu brazo por provocarme una caricia
que al abrir un nuevo jardín
podría sostenerlo todo en un solo golpe,
el perfume beber sin trinar un galope,
un terruño de piel es, luego, pretenderme en la piel que perfuma otro cobre.
Giro marino, liviano,
un giróscopo ralo
pero amparo al final.
Cruz, diamantina o vocal,
todo yo he sido en vano,
el veneno es unilateral.
se miente de a gotas
mi curso fugaz,
puedo volver la mirada
y hallar mi varada
cintura de acopio cintura plural.
Desde las perchas del cuarto
hasta el mismo ritual de humedades figurativas,
desde la escriba parcela
hasta el piso de abrevas de parcas de reinas de pulsión de vida
puedo tropezar contigo
con el mismo tino
que doy con el sol,
luz o tibia sensación,
cualquiera su gema, expresarte es color.
Dónde me dejas si voy
cual runa a tu suerte de asfalto labial,
donde cenizas juntar
el tiempo me escribe del tiempo a pasar;
no disparar me detiene
en la calma por eje ya no tengo de mi,
dormir luego de vivir te tiene tan cerca.
Rueda el cielo es un decir que transcurre al umbral que transpone mi techo,
tanto desgarró tu brazo por provocarme una caricia
que al abrir un nuevo jardín
podría sostenerlo todo en un solo golpe,
el perfume beber sin trinar un galope,
un terruño de piel es, luego, pretenderme en la piel que perfuma otro cobre.
Giro marino, liviano,
un giróscopo ralo
pero amparo al final.
Cruz, diamantina o vocal,
todo yo he sido en vano,
el veneno es unilateral.
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