Ella aromaba los vidrios
que brotaban de mi boca
ese fino cuchillo
de ancha hoja
y todo brillo
se reía y me iba
en sangre
se plagaba de mi carne
y pleno yo era un rosal
borravino y luminoso
distraído armonioso
como un libro
orgulloso de ser hijo
y ser ojo
de la mano fanal.
Vidrios y mas vidrios
salinas en castillos
nubes torpes de piernas
soles truncos de bordes
mas perfume
y las riendas se nombraban y nombraban
que me colma que me afana
que me quiebra en otra voz.
El color que se quema
y como un surco a una grieta
el halo prima a volar,
ella recoge el dedal
yo premura yo recta
vuelco el sumo de mis días
alzo el ala perdida
grito
y mudo a la par.
El reloj vuelto timo
brote en ron de pabilos
sin volverme
quise ido
mientras
cuerpo y vestido
eran todo lugar.
Duerme.
miércoles, 11 de marzo de 2009
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que alegríaaaaaaa que andes por estos lados... leeré despacio y tranquila... un abrazo enorme
ResponderEliminareran todo lugar... y más perfume
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