viernes, 23 de diciembre de 2011

Acaso sucedan flores

No te da sombra mi boca
y sin embargo
ancha me espejas la noche,
ahogada grieta que proyecta
la lluvia puerta en carrusel.

Periplo en carne de tiempo
nervando el daño y el boceto
como el soplido silente
que descalza y encauza,
vigilia estrofa sumergida en las muñecas,
balsa parafina sin resplandor.

No hay trama o hibridación
que vistiendo mundo
trascienda del tacto,
lo recto, lo marco, lo aspecto, lo muro,
el puente entre lo exacto y lo hiriente
aluna el filo en la muerte
del nido piel de razón.

Y aún si el pasillo da a la calle
y la bandada se dispersa,
aún si la chispa tergiversa
la llama lengua en un detalle,
seguir un globo
en este bosque de paredes
es un hueco que sonreir.

Dónde el león duerme un latido
mañana acaso sucedan flores.

martes, 29 de noviembre de 2011

No volver

Lo haces imposible así,
que no quieras
cerrar la boca
y de pronto sea otra vez la sombra
la que te brota por sinergia
como el miedo
o lo abstinente en la memoria,
grotesca y cegadora,
una tormenta
que tierra arremolina en festival
de lo presente, lo latente,
lo ritual itinerante
que tiene detrás el caos,
el zumbido vociferante del vacío,
porque hieres parada allí
sin querer sonreir
y no es que alcance a temerte
pero me niego descuidar
el borde que aún sostienes
y te miro porque pretendes
caminar entre mis ojos,
ahuecar un estigma
que vista un bosque de sonidos,
que ya no puedo sino fumarte
y es porque te deseo
que enciendo y pito
y vuelo el fuego como un cable,
la cueva,
el ciego con la carne,
repto tu espejo
como un sable
que desentrama el mismo espacio,
piedra de sangre y de topacio,
bruta bitácora al delirio,
sé que al treparte
alumbro un limbo
de estridencias silenciadas
pero es que vale tu anagrama
lo que calimba
hace la brava
y tierna angustia del bramar
salteña espesa flor de viento,
licor de vientre, anaranjada,

me arrumba el humo
en tu situada
ampulación de lo filoso
que cursa en corso
tu espiral
hacia el enjambre,
si tenso púa en el alambre
habrá al final
un pentagrama,
es que la armonía actúa un vitral
de cenizas hacia el aire,

te veo y leo
tu locuaz forma de darte
universo,
un paso atrás
y la métrica
desierta,
un paso mas
y la ávida aspereza
habrá de aunar las grietas,
es tan salvaje el cosmos
que despiertas
que se reseca
el paladar del cuarto,
hilarante gaviota
de mis sentidos fatuos
anidas mis colores
como un reflejo
que tornasola,
pradera ánfora
que gesticulas
la mala hora
como una fruta
para el sediento,
tu beso escuda lo ceniciento
y frágil desnuda mi corazón,
es pulpa clara
tu voz farol
aún con su opaca
brisa de muerte,
vendrá a vengar
nuestra caricia
la cruel ciudad
con un reloj.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Bengala

Esta valija de cenizas
que el silencio me abre con tus ojos
puebla el vacío de semillas,
la ansiedad y la agonía
de las fogatas
solo licuan el humo,
de hondo el paladar
sabe cortar estrellas.

Limita cada piedra
que la mano no aprende,
saltar solo alumbra
la última herida,
huella por luna
y el hambre enciende un alma
(acaso arma) que presagia una nocturnidad marina.

Quedate todos los espejos
de los muebles,
no hay lirio o filo en lo que eres
sino en los huesos del castillo;
la cuerda mana su martillo
pues ama, al fin,
el mismo puente.

Mi boca trepa en cada miedo
una razón infinita,
no hay bengala
en que duerma el polvo
y así cada duda
florece extinta;
el abismo y la maravilla
son pestañas de lo inmortal.

martes, 18 de octubre de 2011

Eco

Que bebas con mi boca la constancia de noviembre,
al pasto, y solo al pasto, hacernos hoja,
que la niñez no duerma en la memoria,
los ojos que vistamos sean orfebres, aves de la sombra.

Límpiame con tu llave los silencios de las tasas,
si es tiempo, traeré centellas a vestirte las ventanas,
permitamos el bosque donde el sol bien esconde crear sentido,
si abrazamos el frío, la risa no tendrá que ser un gesto.

Despoja a la tormenta del arrabal degradé
que este puño de arena nutre lo polvo y la maravilla,
toma esta bala ciega de perfume de cabello
y estaquea la efímera calma que vuelca el regresar.

No me pidas medida en observarte,
que la piedad tu mano olvide lejos,
arrógate el derecho a desangrar cada vacío,
evócame el designio de poblarnos como un eco.

Ardid cigarro

Cuando no quede
con qué atentar contra el pulso regular,
cuando ya nada cimbre
haya disparo o rauda fuerza
del mar libro enemistando la vaguedad,
sea ciego el silbar de las certezas
y con el alma puedan naufragar
las espadas naturales.

Cuando a nacer no llamen
los algoritmos del silencio
y entre cada canción
no arrumbe el látigo latido,
cuando baile alarido
el sombrío amanecer que se sucede
pirámide a las mieles
truncada vela o de arena catedral,
cuando sea un juglar
el brío fuego a la manivela,
cuando al dragón su antena
disuada el resto de la mañana,
cuando la luna invadan
los justos lentes a la montura,
cuando ya no haya bravura
en el viento cincel del polvo de las eras
pues mi calavera rueda de mundo accesoria
habré agotado al fin tu leve gesto,
ardid cigarro en la deshora,
tu locura en el vaso
y luego el labio
sabe no regresar.

jueves, 18 de agosto de 2011

Semilla

El viento jala o acompaña la mirada,
somos el agua del silencio
y cada ventana
duerme una línea o una recta.

Cuando tu hambre de mandala
acercó la forma,
en mi desnudez de bandera sin voz
la huella y el centro
alejaron la misma sombra;
no tiene cuerpo la armonía
y lo es todo,
si te cruzara el pecho de tinta
podría intuir la lluvia.

El sueño aprende a mesurarse
o dispersarse
cuando se ata a la finitud del polvo,
leyendo el fuego
los tesoros
caen dónde se afila el arte.

La vaga metralla
que sobre puebla el pastizal
con la medida y el borde
ciega la intriga
y al nombre solo nos queda dar aire,
si la pérgola se atiborra,
que en el ojo nazca otro cielo.

Con tu prefijo en la boca de la mente
me navegan las frases
que arañan las semillas.

jueves, 28 de julio de 2011

Soles de barro

Vuelca mi boca
un paredón de sombras largas,
la sangre del jardín
descalza la razón.
Aún cuenta estrellas
la voz dónde la dejamos,
flotando el lago
el viento ostenta el diapasón.


Observa el vacío
una tensión de cinco esquinas,
con cada olvido hay un papel
y hay un dragón,
la sien es tierra transitoria
y mal habida,
con el topacio
abre la piel otra estación.


Es serpiente el lente
alivianando el silencio de la muerte,
del cielo a la fuente
solo cabe el cielo rojo.
Por la arboleda
corre el vidrio sordo
mas entibiando cada huella
la mente arquea nuevos soles de barro.

jueves, 26 de mayo de 2011

Tribal

No hay cable que doblegue
este silencio iridiscente,
el absurdo alberga jardines
que no caben en las manos
de un cobarde interpretador
de lo real;

cuando se quiebran los mástiles
que encauzan el sol
la luz puebla violenta,
no hay beso o acuarela
que a los ojos sostenga,
sanada la estilencia,
el circón guarda su voz
y el jardín osa ser irremediable.

martes, 15 de febrero de 2011

Madre

La noche nos devuelve hacia la tierra.
El ojo se descalza
con el sonido mas leve.
El instinto nos acerca
y nos repele.
Las heridas son nombres para amar.

Se ahueca el fuego de la ciudad
y somos solo frutas nadando un bosque,
lo que late ya no se oculta,
cada perfume
es un gesto y el rayo que lo desnuda.

Porque es mía te pertenece,
la otra noche, la calavera de lo perenne,
buscar las formas que la regresan
es pretérito que no oscurece y mas brilla,
espeja.

Detrás de cada tormenta
hay cientos de flores que sueñan cielos de vos,
mientras columpias un dueto con la luna,
Ella no concibe mayor maravilla.

Se empequeñece el alma
como al papel logra el agua
o la razón al placer,
cayendo el sol nos hermana la transparencia
y nos jala,
madre nos soñó una misma flor
y en verso libre nos danza,
madre nos duele en un mismo amor
y en su iris somos membranas.

martes, 11 de enero de 2011

Llave y/ o teoría de cómo el fuego hace armonía de las semillas que duermen en el polvo de la boca de los faros delineando de ceniza, dando barro y

desnudando los espacios dónde el alma aspira el rayo como un ramo de eufemismos de libertad.

Todo puede ocurrir
a orillas de vos.