lunes, 14 de septiembre de 2009

De la hoja de Natalia

Alejándome el mundo de los ojos,
del vidrio oído que permite lo accesorio,
dejo la oscura silueta
afirmarse en mi pecho,
respiro lento y de humo,
lío lo artero al silencio
y le busco palabras,
un gato patas a la noche
doy lugar entre mis cosas
que han sangrado ya de espera,
elijo el muro que te ocasa
y por peldaño
doy sinónimos de soluble
y cabello lacio,
siento las sombras
de los pájaros
que se le animan al cielo
cual presta anfeta de viajante
y muevo la letra que me ampara
y preservo el orden por miedo
y me detengo de su paso;
escueta rima ha añejado
la apostasía de recuerdo
que dan los hilos herrumbrados
cediendo en el pliegue del codo:
lo que detiene es un tesoro
que no cabe en el tiempo,
hechas las mieles, el placebo,
es la primer forma de estar muerto.

Y baila ella frente al espejo
cómo si nada la pudiera dañar,
y no seré, otra vez,
quién por dar cielo quite tierra;
Natalia tiene el don de la palabra
que la lógica esconde
al unir con flechas,
aunque se le platee la boca
nunca dirá antes de escribir.

Templa la huída
como espanto que le da anchura al pulso,
se abren las branquias
en gota de café
sobre el agua transparente,
en dos caladas que libro
vicio el briso no silente
que se agrieta tras mi garganta
y se hace trémula la carne
de pensar en un mañana
en que mi pelo no sea juego
y las frazadas
cubran como vacío
mis pies de agosto de lluvia.

Soy sólo yo en el aire
de esta pseudo oscuridad
que ya transita el tacto de mis ojos,
y es ver futuro de los tuyos
la pregunta o la respuesta,
y es otra vez este tejado
que me acuesta a ver el cielo
a darle nombre a las estrellas,
soy implícito ese ictus
que me ahoga de sed,
soy la verba predicha
de la boca que no exhala azar,
de la mano que no canta
en el ábaco cuentas de paso,
mi raíz tiene mi ocaso y fulgencia
inscripta de su propia esencia,
y es lo mismo el bar de barrio
o la cadena,
el reloj o la espada,
vies de otro en cada marco
es lo que completa la palabra
que da gesta al darse en marco
y nueva curva de la rueda.

martes, 8 de septiembre de 2009

2 pos 4

I
Tu guarda no cabe
en la calle que corres,
juntando las manos
no hay golpe que dar;

la gente se aspira
pero no se sabe,
yo nado tu orilla
que es plegaria que no entiendo.

II
Debajo del marco
no hay nada sensible,
la puerta cede
cuando no hay qué mirar,

te oigo y no puedo
creer si no sigues,
lo triste lo tengo
y no se quita ni pintando.

III
Termino las cosas
que tú nunca acabas,
cambio con los nombres
la idea de mar;

cayó de tu boca
el hueco en palabra:
no valgo sin peros
ni el peso de usar.

IV
Se tizna la noche
de cuerpo de agua,
no cae
pero arde y aroma lo puesto,

desde tus muñecas
el grito recuerdo
simbra más de un arco,
se aguza la piel.

II
Debajo del marco
no hay nada sensible,
la puerta cede
cuando no hay qué mirar,

te oigo y no puedo
creer si no sigues,
lo triste lo tengo
y no se quita ni pintando.

martes, 1 de septiembre de 2009

Algo nomas

Algo nomas,
una porción para ver,
un ademán que sentir,
un poco
de fiebre.

Procuraré llegar
antes de irme, la próxima vez,
si nube hoy se decide
haré pizarra, como tantas,
esta firme reja.

Exparsiré manojos en las plazas
de tibieza y letra
sin levantar,
aunque ya no caiga
y no haya de dónde,
aunque ya no espere
y el sol vuelque rabioso.

Algo decir,
una cuestión,
un gesto cresta de luna,
una poca
de levedad.

Habré en los rieles
que quepa vía,
en los que no
muerta traeré
la forma que
luego haré flor
de propia tinta,
de propia muerte.

Trozaré en miradas,
percianas ignotas de mi palma,
hilaré quién ala consiva el centro que me aliviana
y seré todo
quién pueda al arar.

Algo girar,
una pregunta y agua,
una cornisa de vergüenza y placer.