Iluminando la entrada
se miente de a gotas
mi curso fugaz,
puedo volver la mirada
y hallar mi varada
cintura de acopio cintura plural.
Desde las perchas del cuarto
hasta el mismo ritual de humedades figurativas,
desde la escriba parcela
hasta el piso de abrevas de parcas de reinas de pulsión de vida
puedo tropezar contigo
con el mismo tino
que doy con el sol,
luz o tibia sensación,
cualquiera su gema, expresarte es color.
Dónde me dejas si voy
cual runa a tu suerte de asfalto labial,
donde cenizas juntar
el tiempo me escribe del tiempo a pasar;
no disparar me detiene
en la calma por eje ya no tengo de mi,
dormir luego de vivir te tiene tan cerca.
Rueda el cielo es un decir que transcurre al umbral que transpone mi techo,
tanto desgarró tu brazo por provocarme una caricia
que al abrir un nuevo jardín
podría sostenerlo todo en un solo golpe,
el perfume beber sin trinar un galope,
un terruño de piel es, luego, pretenderme en la piel que perfuma otro cobre.
Giro marino, liviano,
un giróscopo ralo
pero amparo al final.
Cruz, diamantina o vocal,
todo yo he sido en vano,
el veneno es unilateral.
viernes, 6 de marzo de 2009
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