Que se escurra
por la boca de tormenta,
que se empañe toda visión
y los sentidos
quepan en un viento de agua,
que no se distinga
el llanto de la humedad
y el crepitar
del asma hambrienta,
que la desnudez
sepa a lamento
y el brillo a cuero
que se remoza,
que el zen lunar
pierda vergüenza
y me tome el alma
sin preguntar.
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