Sobre los pezones
de sombra predicha
se aguza tu giro
liviano y marino,
mis letras se torban,
en lo alto las piedras
pueden lis libar.
Las huellas no cursan
en trenzas de muerte,
los sorbos transmutan
punzadas de pan;
se agita en un canto
de lluvia
sembrando,
la tinta de sangre
cubre con sus labios las pintas,
las puertas nocturnas
de un fruto sin voz.
jueves, 21 de mayo de 2009
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