Los espejos que caen
disparan mis cuartos
de grietas vociferantes,
y son la luz que realza
los cuellos de esta hidra,
y es el pez que descalza
y se asienta otra fuente,
van jalándose cuerpos
con ardor que no baila
y yo anoto y releo,
lo transcurro y depongo,
se atiborra el perfume
con los restos sonoros,
y se escarcha la yema
y se angosta el cardumen,
tienta a tiza la cinta
pero son otras mugres
las que filtran los ojos, otra puesta de cielo,
vuelvo al humo el mural
y se apremia a su celo,
resto ambi- especular que hace acequia su seno
y me insta a ser limbo,
bifurcada y umbral.
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