Subiendo al cuarto altillo cierra el compartimento de escalera.
Toma el cuerpo de un mustio mueble que yace volcado sin sus teclas de guardar y lo asimila de asiento desplegando sus piernas como mesa.
Sin demasiada tinta enumera espacios y las formas que desbordan, todo aquello que le cree el sentimiento de ser solo un medio como una corbata o un pintalabio.
Apretando con fuerza su boca retiene la gota como un latido en el párpado, firma soltándose piedra en la hoja que pliega en lenta forma y cierra en un sobre con su nombre.
Toma del bolsillo de su abrigo una semilla y, sin fingir el pulso, apuntando sobre su sien dispárase una flor en plena mente.
Su cuerpo, sobre el viejo suelo de almendra, comienza a echar raíces en el aire.
lunes, 27 de diciembre de 2010
domingo, 21 de noviembre de 2010
Esas otras pieles
Adelanta tu arteria
de metrónoma huida
la inerte cadencia
que tensa la arena
sin flancos ni yemas
que aún viguen de estigma,
la pulpa pereza
que estanca e ilumina
cediendo la cuenta
ha librado el alma
y harás su lagrimal,
su cristal
de espejada infinitez.
Luego el asta a mano alzada
forzando el tiempo a reparo,
cegando el pliegue y la coma
como al bramar su maroma
el oleaje atiza en retiro,
compás de piel cada hilo
fue alternando en consonancia,
el iris precepto de mundo
alivió su gris impedancia,
de alma aroma la danza
ondeó escalpelo el sentido
de asimilar lo vestido
como si tal fuera gracia.
Esa liviandad que te iguala
con ciertos lagos absurdos
cuando a puñal sangran alas,
tu crominancia
y el verso que te amparan
juegan nudos
que vagan entre lo cierto
y los tibios fuegos que interpretan lo real,
sobre tus ojos
la noche sopla otra maravilla.
Que el canto muerda la orilla
tras dar primal artefacto
es solo en vientres girando
en nenúfar riel sobre el aire,
la misma argucia
que anima el valle
asigna el frágil espacio,
esas otras pieles
libando nuestra inmanente derrota,
la letra sobre la boca
dibuja en rito el impacto,
el brillo arbitra la soga
y nos abre un lirio en la roca,
labrado el puño
en la sombra
delinea el sueño y las formas
de sostenernos mutando;
sea hastío instrumento
o el placer carrusel de agitarse a ser río
lo armónico huye hacia el movimiento
de soltar el cuerpo a cegar el vacío.
de metrónoma huida
la inerte cadencia
que tensa la arena
sin flancos ni yemas
que aún viguen de estigma,
la pulpa pereza
que estanca e ilumina
cediendo la cuenta
ha librado el alma
y harás su lagrimal,
su cristal
de espejada infinitez.
Luego el asta a mano alzada
forzando el tiempo a reparo,
cegando el pliegue y la coma
como al bramar su maroma
el oleaje atiza en retiro,
compás de piel cada hilo
fue alternando en consonancia,
el iris precepto de mundo
alivió su gris impedancia,
de alma aroma la danza
ondeó escalpelo el sentido
de asimilar lo vestido
como si tal fuera gracia.
Esa liviandad que te iguala
con ciertos lagos absurdos
cuando a puñal sangran alas,
tu crominancia
y el verso que te amparan
juegan nudos
que vagan entre lo cierto
y los tibios fuegos que interpretan lo real,
sobre tus ojos
la noche sopla otra maravilla.
Que el canto muerda la orilla
tras dar primal artefacto
es solo en vientres girando
en nenúfar riel sobre el aire,
la misma argucia
que anima el valle
asigna el frágil espacio,
esas otras pieles
libando nuestra inmanente derrota,
la letra sobre la boca
dibuja en rito el impacto,
el brillo arbitra la soga
y nos abre un lirio en la roca,
labrado el puño
en la sombra
delinea el sueño y las formas
de sostenernos mutando;
sea hastío instrumento
o el placer carrusel de agitarse a ser río
lo armónico huye hacia el movimiento
de soltar el cuerpo a cegar el vacío.
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jueves, 30 de septiembre de 2010
Me sangras
Me sangras luna,
pensé mientras veía rodar mi sombra
como un escorzo de polvo
desvistiendo tu roja boca
de etéreo salvajismo,
me sangras,
sin piedades o eufemismos
la piel me dobla hojas
que satura el otoño
de rabiosa piedra filosofal.
No entiendo tu alma
repites con tu inocencia de jardín domesticado
y pretendes que no llore,
que no corra a paso lento
estrechando en tu sonrisa
mis puñales de fantástica memoria de los gestos,
que la noche ya se cae,
que el rumor no ha sido cierto,
no otra vez,
no a los ojos,
no izaré a embeber el ala
en tus conjuros de medioevo.
Desde lo hondo del acorde
te articulan mis sentidos,
si no debiese contenerte
mal podría despintar cada rincón
que traza tu eco,
entre tu espina y mi lamento
bordan su animal
las espigas que preceden
al matiz de mi vocablo.
Me sangras
dónde anida la impericia
y lo vedado a las encimas de la tierra,
bailar contigo
es una maravilla que lastima y canta,
si no te quisiese aquí
no habría por dónde comenzarme.
pensé mientras veía rodar mi sombra
como un escorzo de polvo
desvistiendo tu roja boca
de etéreo salvajismo,
me sangras,
sin piedades o eufemismos
la piel me dobla hojas
que satura el otoño
de rabiosa piedra filosofal.
No entiendo tu alma
repites con tu inocencia de jardín domesticado
y pretendes que no llore,
que no corra a paso lento
estrechando en tu sonrisa
mis puñales de fantástica memoria de los gestos,
que la noche ya se cae,
que el rumor no ha sido cierto,
no otra vez,
no a los ojos,
no izaré a embeber el ala
en tus conjuros de medioevo.
Desde lo hondo del acorde
te articulan mis sentidos,
si no debiese contenerte
mal podría despintar cada rincón
que traza tu eco,
entre tu espina y mi lamento
bordan su animal
las espigas que preceden
al matiz de mi vocablo.
Me sangras
dónde anida la impericia
y lo vedado a las encimas de la tierra,
bailar contigo
es una maravilla que lastima y canta,
si no te quisiese aquí
no habría por dónde comenzarme.
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miércoles, 30 de junio de 2010
Teátrame (y sobre un gesto débil e inocente gira el mundo)
Apoyé mi palma
sobre tu mano
y asentando su extenso
medité de gravedades,
alzando el vientre
erguí el plexo
y solté mis pies
hacia el aire,
en tibias formas florales
vestí sin sol la interjección,
reloj del vilo pronuncié,
sobre tu gesto
ahogué mis ojos
y floté.
Luego caer
sobre tu piel
de verba china
rodando ovillo
que a la línea
se estigma y exhala,
huir de a grietas
del silencio en tu garganta
y ser la mansa agua
en la sonoridad del complemento,
el cimbre armónico
que funde en instrumento
el cavilar del gato
sobre la ventana.
Con pestañar
eres teatro
de mis verbos de soñar.
sobre tu mano
y asentando su extenso
medité de gravedades,
alzando el vientre
erguí el plexo
y solté mis pies
hacia el aire,
en tibias formas florales
vestí sin sol la interjección,
reloj del vilo pronuncié,
sobre tu gesto
ahogué mis ojos
y floté.
Luego caer
sobre tu piel
de verba china
rodando ovillo
que a la línea
se estigma y exhala,
huir de a grietas
del silencio en tu garganta
y ser la mansa agua
en la sonoridad del complemento,
el cimbre armónico
que funde en instrumento
el cavilar del gato
sobre la ventana.
Con pestañar
eres teatro
de mis verbos de soñar.
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lunes, 31 de mayo de 2010
Pez de luz
Tomarte cabello en el agua
pisada que sana el silencio del cuarto
tornearte de arena de viento
saberte pretexto del tiempo que huye y tropieza.
Mecerte en las manos de labios
soplarte de polvo de pieza de arte
beberte en los ojos con lívido y madre
acariciarte contorno contraluz, pestaña de eclipse.
Fluirte del plexo a la mente
lograrte del pasto el rumor de su cresta
bailarte de vientre de tango
entramarte en el pulso mas plano y altivo que ofrezca la opuesta cara de la muerte.
Disolverte en la sangre nocturna de un cielo de Salta
enraizar como el agua mi gesto en tu cuerpo
horizonte que enlace tu voz en el aire,
anteceda mi piel, sea seda que envuelva la pronta lumbre, el intento en acto.
Rota la piel, el corazón desune o arquea las formas,
quisiera caer en ti como un pez de luz
y astillar mi boca en pequeñas maravillas que te alcancen
pero las palabras hacen flor en tu ropa y las devora el viento a su pluma.
Te acercaría tan despacio
que la tierra podría abrir continentes de esta calma,
pero ya somos paralelos
y la cercanía solo habría de recordar lo distante.
Palabras a mansalva sin saber comenzarte.
Mi boca en torva forma, presente del vacío.
El cielo y la ventana, son raras las letras con que se adiestra el alma.
pisada que sana el silencio del cuarto
tornearte de arena de viento
saberte pretexto del tiempo que huye y tropieza.
Mecerte en las manos de labios
soplarte de polvo de pieza de arte
beberte en los ojos con lívido y madre
acariciarte contorno contraluz, pestaña de eclipse.
Fluirte del plexo a la mente
lograrte del pasto el rumor de su cresta
bailarte de vientre de tango
entramarte en el pulso mas plano y altivo que ofrezca la opuesta cara de la muerte.
Disolverte en la sangre nocturna de un cielo de Salta
enraizar como el agua mi gesto en tu cuerpo
horizonte que enlace tu voz en el aire,
anteceda mi piel, sea seda que envuelva la pronta lumbre, el intento en acto.
Rota la piel, el corazón desune o arquea las formas,
quisiera caer en ti como un pez de luz
y astillar mi boca en pequeñas maravillas que te alcancen
pero las palabras hacen flor en tu ropa y las devora el viento a su pluma.
Te acercaría tan despacio
que la tierra podría abrir continentes de esta calma,
pero ya somos paralelos
y la cercanía solo habría de recordar lo distante.
Palabras a mansalva sin saber comenzarte.
Mi boca en torva forma, presente del vacío.
El cielo y la ventana, son raras las letras con que se adiestra el alma.
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miércoles, 5 de mayo de 2010
De cuerda
Casi emulando una llama
dos palmas crecen cerradas
ahuecando en plegaria,
así del vientre hacia el plexo
florece encima en el alma
que se hace hueso y desarma
con la armonía de un verso.
Fluye de piernas descalzas
así como el agua
aunara un cuerpo ajeno,
desune el zen de su centro
peinando luces ventanas,
itera en piel y membranas,
impera sueño y es viento,
matriz que acerba su acento
que al bies delirio imantara.
Heridas son las semillas
que beben cielo por agua,
heridas son las palabras
que ciegan voz por ser tinta,
ceñir el ser como en vibra
de cuerda cimbrando su alma
no augusta en puño su karma
ni cuece brava su espiga,
herida no es tu estadía
serigrafiando mi espalda,
tu balsa impulsa otra brasa
que da color como el tiempo
anida en montañas, ecos
y cuencos de sonar.
dos palmas crecen cerradas
ahuecando en plegaria,
así del vientre hacia el plexo
florece encima en el alma
que se hace hueso y desarma
con la armonía de un verso.
Fluye de piernas descalzas
así como el agua
aunara un cuerpo ajeno,
desune el zen de su centro
peinando luces ventanas,
itera en piel y membranas,
impera sueño y es viento,
matriz que acerba su acento
que al bies delirio imantara.
Heridas son las semillas
que beben cielo por agua,
heridas son las palabras
que ciegan voz por ser tinta,
ceñir el ser como en vibra
de cuerda cimbrando su alma
no augusta en puño su karma
ni cuece brava su espiga,
herida no es tu estadía
serigrafiando mi espalda,
tu balsa impulsa otra brasa
que da color como el tiempo
anida en montañas, ecos
y cuencos de sonar.
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miércoles, 21 de abril de 2010
A mano alzada V (Ánfora energía)
Intento otro color
como el otoño
y resultas caleidoscopio de ti
y te transfiguras y te converges
y te resumes y te repites
y te convexas y te disuelves
y te articulas y me textualizas
y me obligo a andar sin vos,
y no quiero razón
que consienta lógicas y espacios,
que disienta al flujo arácnido que completa mis extremidades ingrávidas,
se vacía el cielo y no puedo
curar con el vértigo el hueco en dónde ahogan las palabras,
Andrea inerte al habla
como un escalón al concepto que me precipicia,
que ampula y tose de mi,
que me dibuja con los dedos arrugados sobre la arena
y logra darme en dique,
en cuenco vasto y pasarela
por donde arrecian sus pestañas de alas en tinta y aire
desvaliendo mis ojos
que se roen como piedras,
tiempo y pieles que se caen.
Y no es este eco un rito fatuo
que adorna una muerte queda,
es un rincón que angosta tela
lo que abra en planta o cierto parque,
es la porción de viento que recoge la nave
para reparar norte en la vela,
es que tu luna engarza piedra
como el paso ancha el camino
y eso jamás puede caber
en un lugar que no se pulse per se,
que no se precie al sentir fal;
un oscuro cancionario te circunda
pero a tras luz
tu nombre es fuga
de un Paris que no aprendo
y no dejo de pronunciar
de impulso o flor espasmo,
grácil me instrumentas
con cada armonía que percibo,
sin dubitar en estado o contexto,
mi cuerpo es un argumento que supones.
como el otoño
y resultas caleidoscopio de ti
y te transfiguras y te converges
y te resumes y te repites
y te convexas y te disuelves
y te articulas y me textualizas
y me obligo a andar sin vos,
y no quiero razón
que consienta lógicas y espacios,
que disienta al flujo arácnido que completa mis extremidades ingrávidas,
se vacía el cielo y no puedo
curar con el vértigo el hueco en dónde ahogan las palabras,
Andrea inerte al habla
como un escalón al concepto que me precipicia,
que ampula y tose de mi,
que me dibuja con los dedos arrugados sobre la arena
y logra darme en dique,
en cuenco vasto y pasarela
por donde arrecian sus pestañas de alas en tinta y aire
desvaliendo mis ojos
que se roen como piedras,
tiempo y pieles que se caen.
Y no es este eco un rito fatuo
que adorna una muerte queda,
es un rincón que angosta tela
lo que abra en planta o cierto parque,
es la porción de viento que recoge la nave
para reparar norte en la vela,
es que tu luna engarza piedra
como el paso ancha el camino
y eso jamás puede caber
en un lugar que no se pulse per se,
que no se precie al sentir fal;
un oscuro cancionario te circunda
pero a tras luz
tu nombre es fuga
de un Paris que no aprendo
y no dejo de pronunciar
de impulso o flor espasmo,
grácil me instrumentas
con cada armonía que percibo,
sin dubitar en estado o contexto,
mi cuerpo es un argumento que supones.
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lunes, 5 de abril de 2010
A mano alzada VI (como la luz blanca, liberas todos los colores)
El cielo me sostiene la mirada
y piensa tu parte y la mía
por partes,
se abre en el pecho una boca
capaz de soltar las flores sin nombre,
un río de extrañas pestañas
creciendo en la insana razón de sentir.
La tierra habla letras que no se pronuncian
sin abrir el cuerpo
y darle en un eco interior su color,
baila de mi a través de mi,
soy silueta fugaz de su luz,
deteniendo el alma en medio de la nada azul de la noche
he oído los gestos que el cielo ha guardado
lejos de las manos que otorgan lo dado como propiedad.
Te siento tan cerca
que temo tropezarte,
te oigo tan lejos
que temo tropezar con mi imagen de ti.
No mires ya el cielo,
no podré con la luna
si además tiene tus ojos.
Oye este canto que procedes,
brote del leño del silencio.
Encierro en un puño la piedra
y no consigo evitar tu blanca luz,
no logro quitar del prisma
cada uno de tus colores.
y piensa tu parte y la mía
por partes,
se abre en el pecho una boca
capaz de soltar las flores sin nombre,
un río de extrañas pestañas
creciendo en la insana razón de sentir.
La tierra habla letras que no se pronuncian
sin abrir el cuerpo
y darle en un eco interior su color,
baila de mi a través de mi,
soy silueta fugaz de su luz,
deteniendo el alma en medio de la nada azul de la noche
he oído los gestos que el cielo ha guardado
lejos de las manos que otorgan lo dado como propiedad.
Te siento tan cerca
que temo tropezarte,
te oigo tan lejos
que temo tropezar con mi imagen de ti.
No mires ya el cielo,
no podré con la luna
si además tiene tus ojos.
Oye este canto que procedes,
brote del leño del silencio.
Encierro en un puño la piedra
y no consigo evitar tu blanca luz,
no logro quitar del prisma
cada uno de tus colores.
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Partes por un todo que desune
Es que ya no caven
formas de gracia que no te piensen,
es que pensarte
es otra forma de sonreir.
Tienes mis manos,
mi garganta y cintura
y sin embargo,
entre tu voz y mi espacio,
hoy corren dos noches a pié.
formas de gracia que no te piensen,
es que pensarte
es otra forma de sonreir.
Tienes mis manos,
mi garganta y cintura
y sin embargo,
entre tu voz y mi espacio,
hoy corren dos noches a pié.
Tu nombre aligera la noche
en dónde adhieren las letras,
pensarte en silencio
es otra forma de sonreir.
Ya no cruza sombra mi pecho
y la lluvia acaricia la sed,
tu nombre articula en el sueño,
mi labio es el río en tus piernas de pez.
Correr nunca acercará el tiempo
y un techo es que ayuda a morir,
sentado aquí junto a tu nombre
crezco el crisantemo que bebo en tus ojos cerrados,
el nado hacia el cuerpo es solo percibir.
Que gire el lucero su rayo,
que cale Selene en marfil,
que ofrende el sentido la poca de sed que no logra nombrarse de ti.
...mas se aprehende
mas detiene las pestañas
de todo cuanto ampara el alma para inventarse...
vapor en frío,
iluminada intermitencia en farol de lluvia.
Detrás de cada marca mia
podía lograr la insanación,
la flor que descubre mi herida
es la guarida de otra flor.
No busco herirte o alejarte,
no busco darme otro color,
es la voz que vos ya olvidaste
el arte que me incendia en sol.
Aquí estaré sin preguntar,
bien conoces mi muerte y parte,
forzar nunca abrirá la mente,
saltarte ya no se intentar.
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Canción,
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Gota,
Ropa vieja
lunes, 22 de marzo de 2010
IV
La cercanía al sueño
es tu cuerpo en mí,
puedo quitarte del día
entre ritmos y ruidos,
pero eres el último
y el primer pensamiento.
es tu cuerpo en mí,
puedo quitarte del día
entre ritmos y ruidos,
pero eres el último
y el primer pensamiento.
lunes, 8 de marzo de 2010
Al volar
Agotan tus gotas
rociando el vacío
que es toda la ropa
que trepa mi sed
que angostas mi boca
y es mar que prefiero,
que es luna de fuego
tu guante colmillo
que es viento este brillo
tu cuerpo de letras,
que es pasto caricia
tu nombre en mis dedos
que evoco al ver ciego
cada maravilla,
que intenta mi tinta
y no es lluvia o placebo
que es cada insanía
del vientre solfeo,
del ojo cornisa
que es astro sol centro
quemas,
qué mas quiero,
que invente el recuerdo,
yo te entrepronuncio al volar.
rociando el vacío
que es toda la ropa
que trepa mi sed
que angostas mi boca
y es mar que prefiero,
que es luna de fuego
tu guante colmillo
que es viento este brillo
tu cuerpo de letras,
que es pasto caricia
tu nombre en mis dedos
que evoco al ver ciego
cada maravilla,
que intenta mi tinta
y no es lluvia o placebo
que es cada insanía
del vientre solfeo,
del ojo cornisa
que es astro sol centro
quemas,
qué mas quiero,
que invente el recuerdo,
yo te entrepronuncio al volar.
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miércoles, 3 de marzo de 2010
Biblioteca
Trina en el paso
madera mordida,
mella malhabida
masticando manos,
munida mención,
munición de marzos.
Mantel mezzosoprano,
madeja menor,
mártir meridiano
mediando al milagro,
miradas de muerte
a la mente moka,
a las mansas matrices,
mendigo mástil de maromas.
Mulata memoria,
marco que medita,
migajas que manchan
mudadas mesuras,
mito que marea,
manta que modera en muro
el mundo y magia,
el misterio y la masa en su mapa.
Mar de mares,
miel de mutar.
madera mordida,
mella malhabida
masticando manos,
munida mención,
munición de marzos.
Mantel mezzosoprano,
madeja menor,
mártir meridiano
mediando al milagro,
miradas de muerte
a la mente moka,
a las mansas matrices,
mendigo mástil de maromas.
Mulata memoria,
marco que medita,
migajas que manchan
mudadas mesuras,
mito que marea,
manta que modera en muro
el mundo y magia,
el misterio y la masa en su mapa.
Mar de mares,
miel de mutar.
jueves, 25 de febrero de 2010
Que nutre pan
Me trepas los ojos
de sombra de ramas,
muevo con mis manos
color que no aprendo,
sostengo en el labio
el rumor que la lluvia
cuelga de los marcos
y alumbra ventanas.
El mundo razona a tu par
y toda impostación peca de fuerza,
pieza que anida, naturaleza,
pasto que arruya vida
y brota en plena piedra.
Disfraz de ti,
la venda luminaria que respiro,
refracta un nuevo frío
que no es boca al sauce río,
del cauce al desvarío
cada gota es energía ingrávida
que nutre pan.
Nace ávida de mal la soledad
mas esta pausa
ahogar contigo
es encontrar,
de sol herida,
la hoja en el vendaval
que logra la fuerza
que equilibre
idealidad y raciocinio,
la pluma y motor de sangrar.
de sombra de ramas,
muevo con mis manos
color que no aprendo,
sostengo en el labio
el rumor que la lluvia
cuelga de los marcos
y alumbra ventanas.
El mundo razona a tu par
y toda impostación peca de fuerza,
pieza que anida, naturaleza,
pasto que arruya vida
y brota en plena piedra.
Disfraz de ti,
la venda luminaria que respiro,
refracta un nuevo frío
que no es boca al sauce río,
del cauce al desvarío
cada gota es energía ingrávida
que nutre pan.
Nace ávida de mal la soledad
mas esta pausa
ahogar contigo
es encontrar,
de sol herida,
la hoja en el vendaval
que logra la fuerza
que equilibre
idealidad y raciocinio,
la pluma y motor de sangrar.
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domingo, 21 de febrero de 2010
A mano alzada V
Con la sangre vertiendo laderas,
quitándole el paso
a la bestia ciudad,
con el viento lamiendo su pena
de ocarina ciega
libando su pan,
se agolpa en el ojo,
se aviva membrana,
se nutren las alas
del rito primal,
del foco a la piedra acuarela
baila la energía
sin moldes que agredan
o rompan su estela,
sin ruedos ni lías
que logren las manos,
lo ufano
como apostasía de cielo venal,
lo humando
jugando a ser canto
sumido en las cuerdas aradas del grito,
perderse y ser ictu
en el cuerpo infinito
que es cálculo y piedra,
que es nada y la huella de todo lo escrito
por siglos de cielos
tallando en el pulso del sueño longevo
que muere en el ruido de un mundo sin credo
en la imaginación.
quitándole el paso
a la bestia ciudad,
con el viento lamiendo su pena
de ocarina ciega
libando su pan,
se agolpa en el ojo,
se aviva membrana,
se nutren las alas
del rito primal,
del foco a la piedra acuarela
baila la energía
sin moldes que agredan
o rompan su estela,
sin ruedos ni lías
que logren las manos,
lo ufano
como apostasía de cielo venal,
lo humando
jugando a ser canto
sumido en las cuerdas aradas del grito,
perderse y ser ictu
en el cuerpo infinito
que es cálculo y piedra,
que es nada y la huella de todo lo escrito
por siglos de cielos
tallando en el pulso del sueño longevo
que muere en el ruido de un mundo sin credo
en la imaginación.
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miércoles, 20 de enero de 2010
III
Y recorrerte con el hambre holístico
con que atraviesan los libros,
perfume, texto y textura
en una inercia remota que crispa el cuerpo que ocupa,
que acerca el barro a la boca
en la nostalgia infantil que da la saciedad y locura.
con que atraviesan los libros,
perfume, texto y textura
en una inercia remota que crispa el cuerpo que ocupa,
que acerca el barro a la boca
en la nostalgia infantil que da la saciedad y locura.
Capital (pena)
Ya violácea la noche
no contiene su espanto,
hay quién huye,
hay
quién
ya
no
puede volver atrás;
la calzada detiene
un golpe en el aire,
los cuerpos se adhieren de espaldas fratachas;
son mas las palabras a ver
que a pensar,
creer en la calma,
volver a ser pez.
Ya tenue en cintura
se pierde la esquina,
casi faro, solo pose.
Ya!
gritan aquí junto
con distancia de multitud,
ese golpe muerto de cajón que cierra,
esos tacos de reloj
que niegan mi café sin terminar
y queman la garganta
como un grito neonato,
porque ya es un sino que no,
una puerta del otro lado de la puerta.
Ya!
el paso nuevo vocifera
sobre el cigarro de la pena,
sobre las rimas de besar;
hay muerte inherte en la beldad
de esta prisa sobreaguada,
de este yerro sin tocar,
de este jarro sin tos;
habrá tiempo pero será siempre ya.
no contiene su espanto,
hay quién huye,
hay
quién
ya
no
puede volver atrás;
la calzada detiene
un golpe en el aire,
los cuerpos se adhieren de espaldas fratachas;
son mas las palabras a ver
que a pensar,
creer en la calma,
volver a ser pez.
Ya tenue en cintura
se pierde la esquina,
casi faro, solo pose.
Ya!
gritan aquí junto
con distancia de multitud,
ese golpe muerto de cajón que cierra,
esos tacos de reloj
que niegan mi café sin terminar
y queman la garganta
como un grito neonato,
porque ya es un sino que no,
una puerta del otro lado de la puerta.
Ya!
el paso nuevo vocifera
sobre el cigarro de la pena,
sobre las rimas de besar;
hay muerte inherte en la beldad
de esta prisa sobreaguada,
de este yerro sin tocar,
de este jarro sin tos;
habrá tiempo pero será siempre ya.
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Ropa vieja
viernes, 15 de enero de 2010
A mano alzada IV
Déjalo.
El tiempo entretendrá en sus dedos
el nuevo cuerpo de líneas,
las nuevas formas no siempre son piedra de razón.
Siéntelo.
No preguntes
que el impulso no es ciencia
y tu parte es la parte
que media a ser vos.
Ábrete.
Entre tantos cables de puta ciudad
ninguno da tierra
si llevas tan cerca
el ojo en las cosas,
no esperes frutos sin sembrar primero el mundo.
Muévete.
Has primar el sentido que guíe
y lógrate un espejo de energías,
anda pez y aspira al mar
como una suelta de globos en tu pecho.
Déjalo, siente, abre y muévete.
Pensar no es una forma de ver.
El tiempo entretendrá en sus dedos
el nuevo cuerpo de líneas,
las nuevas formas no siempre son piedra de razón.
Siéntelo.
No preguntes
que el impulso no es ciencia
y tu parte es la parte
que media a ser vos.
Ábrete.
Entre tantos cables de puta ciudad
ninguno da tierra
si llevas tan cerca
el ojo en las cosas,
no esperes frutos sin sembrar primero el mundo.
Muévete.
Has primar el sentido que guíe
y lógrate un espejo de energías,
anda pez y aspira al mar
como una suelta de globos en tu pecho.
Déjalo, siente, abre y muévete.
Pensar no es una forma de ver.
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de aquí nomás...
miércoles, 13 de enero de 2010
II (el tercer ojo)
- Sí Señor, Señoría, son estacas este nombre, son grilletes que distienden pero ahogan el sentido como el calor o el encierro. Es extraña la certeza de luz ante la sombra que proyecta, del faro enmienda del cristal que anega el rayo y lo permite en su pesar.
- Sí Señoría, Señor, puedo jurar haberlo visto en los ojos que aquí versan. Su tránsito pagano, sus formas quedas, sus póstumas posturas del herido que no acusa pena y fuerza el hilo para salvar la grieta obscena y a filo/ piedra aprehendida. Mi fe en el alma ultimaría en hierro al arca aquí esgrimida. Que borre, el mismo viento que los engendra, los escalones al cielo que la luna clarea si es que yo miento. No he sido en la puñalada un fiel testigo, mas suelta el arma he vislumbrado en un caído la equiparación en el impulso con la marea mordiendo el curso del tiempo vuelto cristal.
- Sí Señor, Señoría, intento y niego en pronunciarla, lluvia es que siento, una infranqueable superposición de espejos que braman la intermitencia infinita del circunstancial y el campo que oscila entre la retina y el pecho. Quisiera poder dar un esbozo firme, pero titubea mi letra y vuelvo torpe a lo que otrora era una estela de mí. Señor, Señoría, sentirla es el canto mas puro y transparente, el extremo que lastima desde el seno hasta la piel misma de las cosas. Quitarle voz es darle un cielo de silencios. Señor, Señoría, frente al ojo de gruta interna que aquí sostiene las mismas hierbas que a mí detienen, confieso plena inrazón y gozo de ser quién puebla sus estretagemas de olvido con letras yertas de sentido e intención.
- Sí Señoría, Señor, puedo jurar haberlo visto en los ojos que aquí versan. Su tránsito pagano, sus formas quedas, sus póstumas posturas del herido que no acusa pena y fuerza el hilo para salvar la grieta obscena y a filo/ piedra aprehendida. Mi fe en el alma ultimaría en hierro al arca aquí esgrimida. Que borre, el mismo viento que los engendra, los escalones al cielo que la luna clarea si es que yo miento. No he sido en la puñalada un fiel testigo, mas suelta el arma he vislumbrado en un caído la equiparación en el impulso con la marea mordiendo el curso del tiempo vuelto cristal.
- Sí Señor, Señoría, intento y niego en pronunciarla, lluvia es que siento, una infranqueable superposición de espejos que braman la intermitencia infinita del circunstancial y el campo que oscila entre la retina y el pecho. Quisiera poder dar un esbozo firme, pero titubea mi letra y vuelvo torpe a lo que otrora era una estela de mí. Señor, Señoría, sentirla es el canto mas puro y transparente, el extremo que lastima desde el seno hasta la piel misma de las cosas. Quitarle voz es darle un cielo de silencios. Señor, Señoría, frente al ojo de gruta interna que aquí sostiene las mismas hierbas que a mí detienen, confieso plena inrazón y gozo de ser quién puebla sus estretagemas de olvido con letras yertas de sentido e intención.
miércoles, 6 de enero de 2010
Andemos
Si la luz se fue,
si no hay para estar,
sin las alas habrá que crear
un nuevo cielo de formas.
Si la sombra es piel
que en la noche hila
lágrima y cantar en la boca,
seamos entonces el mar.
Andemos la piedra
como el viento logra,
si el mundo se encoge
hagamos fuego
del árbol que se ahoga.
Ceguémosle al miedo
la razón que alumbra,
que no estamos solos
aunque el eco
de nuestras mentes confunda.
Seamos el fantasma
que baile primero,
si se cae el cielo
habrá uno luego
para levantar de a sueños.
Andemos la piedra
como el viento logra,
si el mundo se encoge
hagamos fuego
del árbol que se ahoga.
si no hay para estar,
sin las alas habrá que crear
un nuevo cielo de formas.
Si la sombra es piel
que en la noche hila
lágrima y cantar en la boca,
seamos entonces el mar.
Andemos la piedra
como el viento logra,
si el mundo se encoge
hagamos fuego
del árbol que se ahoga.
Ceguémosle al miedo
la razón que alumbra,
que no estamos solos
aunque el eco
de nuestras mentes confunda.
Seamos el fantasma
que baile primero,
si se cae el cielo
habrá uno luego
para levantar de a sueños.
Andemos la piedra
como el viento logra,
si el mundo se encoge
hagamos fuego
del árbol que se ahoga.
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