Ya violácea la noche
no contiene su espanto,
hay quién huye,
hay
quién
ya
no
puede volver atrás;
la calzada detiene
un golpe en el aire,
los cuerpos se adhieren de espaldas fratachas;
son mas las palabras a ver
que a pensar,
creer en la calma,
volver a ser pez.
Ya tenue en cintura
se pierde la esquina,
casi faro, solo pose.
Ya!
gritan aquí junto
con distancia de multitud,
ese golpe muerto de cajón que cierra,
esos tacos de reloj
que niegan mi café sin terminar
y queman la garganta
como un grito neonato,
porque ya es un sino que no,
una puerta del otro lado de la puerta.
Ya!
el paso nuevo vocifera
sobre el cigarro de la pena,
sobre las rimas de besar;
hay muerte inherte en la beldad
de esta prisa sobreaguada,
de este yerro sin tocar,
de este jarro sin tos;
habrá tiempo pero será siempre ya.
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Gracias por el comentario, un abrazo grande
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