viernes, 15 de enero de 2010

A mano alzada IV

Déjalo.
El tiempo entretendrá en sus dedos
el nuevo cuerpo de líneas,
las nuevas formas no siempre son piedra de razón.

Siéntelo.
No preguntes
que el impulso no es ciencia
y tu parte es la parte
que media a ser vos.

Ábrete.
Entre tantos cables de puta ciudad
ninguno da tierra
si llevas tan cerca
el ojo en las cosas,
no esperes frutos sin sembrar primero el mundo.

Muévete.
Has primar el sentido que guíe
y lógrate un espejo de energías,
anda pez y aspira al mar
como una suelta de globos en tu pecho.

Déjalo, siente, abre y muévete.

Pensar no es una forma de ver.

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