Casi emulando una llama
dos palmas crecen cerradas
ahuecando en plegaria,
así del vientre hacia el plexo
florece encima en el alma
que se hace hueso y desarma
con la armonía de un verso.
Fluye de piernas descalzas
así como el agua
aunara un cuerpo ajeno,
desune el zen de su centro
peinando luces ventanas,
itera en piel y membranas,
impera sueño y es viento,
matriz que acerba su acento
que al bies delirio imantara.
Heridas son las semillas
que beben cielo por agua,
heridas son las palabras
que ciegan voz por ser tinta,
ceñir el ser como en vibra
de cuerda cimbrando su alma
no augusta en puño su karma
ni cuece brava su espiga,
herida no es tu estadía
serigrafiando mi espalda,
tu balsa impulsa otra brasa
que da color como el tiempo
anida en montañas, ecos
y cuencos de sonar.
miércoles, 5 de mayo de 2010
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