miércoles, 21 de abril de 2010

A mano alzada V (Ánfora energía)

Intento otro color
como el otoño
y resultas caleidoscopio de ti
y te transfiguras y te converges
y te resumes y te repites
y te convexas y te disuelves
y te articulas y me textualizas
y me obligo a andar sin vos,
y no quiero razón
que consienta lógicas y espacios,
que disienta al flujo arácnido que completa mis extremidades ingrávidas,
se vacía el cielo y no puedo
curar con el vértigo el hueco en dónde ahogan las palabras,
Andrea inerte al habla
como un escalón al concepto que me precipicia,
que ampula y tose de mi,
que me dibuja con los dedos arrugados sobre la arena
y logra darme en dique,
en cuenco vasto y pasarela
por donde arrecian sus pestañas de alas en tinta y aire
desvaliendo mis ojos
que se roen como piedras,
tiempo y pieles que se caen.

Y no es este eco un rito fatuo
que adorna una muerte queda,
es un rincón que angosta tela
lo que abra en planta o cierto parque,
es la porción de viento que recoge la nave
para reparar norte en la vela,
es que tu luna engarza piedra
como el paso ancha el camino
y eso jamás puede caber
en un lugar que no se pulse per se,
que no se precie al sentir fal;
un oscuro cancionario te circunda
pero a tras luz
tu nombre es fuga
de un Paris que no aprendo
y no dejo de pronunciar
de impulso o flor espasmo,
grácil me instrumentas
con cada armonía que percibo,
sin dubitar en estado o contexto,
mi cuerpo es un argumento que supones.

lunes, 5 de abril de 2010

A mano alzada VI (como la luz blanca, liberas todos los colores)

El cielo me sostiene la mirada
y piensa tu parte y la mía
por partes,
se abre en el pecho una boca
capaz de soltar las flores sin nombre,
un río de extrañas pestañas
creciendo en la insana razón de sentir.

La tierra habla letras que no se pronuncian
sin abrir el cuerpo
y darle en un eco interior su color,
baila de mi a través de mi,
soy silueta fugaz de su luz,
deteniendo el alma en medio de la nada azul de la noche
he oído los gestos que el cielo ha guardado
lejos de las manos que otorgan lo dado como propiedad.

Te siento tan cerca
que temo tropezarte,
te oigo tan lejos
que temo tropezar con mi imagen de ti.

No mires ya el cielo,
no podré con la luna
si además tiene tus ojos.

Oye este canto que procedes,
brote del leño del silencio.

Encierro en un puño la piedra
y no consigo evitar tu blanca luz,
no logro quitar del prisma
cada uno de tus colores.

Partes por un todo que desune

Es que ya no caven
formas de gracia que no te piensen,
es que pensarte
es otra forma de sonreir.

Tienes mis manos,
mi garganta y cintura
y sin embargo,
entre tu voz y mi espacio,
hoy corren dos noches a pié.




Tu nombre aligera la noche
en dónde adhieren las letras,
pensarte en silencio
es otra forma de sonreir.
Ya no cruza sombra mi pecho
y la lluvia acaricia la sed,
tu nombre articula en el sueño,
mi labio es el río en tus piernas de pez.
Correr nunca acercará el tiempo
y un techo es que ayuda a morir,
sentado aquí junto a tu nombre
crezco el crisantemo que bebo en tus ojos cerrados,
el nado hacia el cuerpo es solo percibir.
Que gire el lucero su rayo,
que cale Selene en marfil,
que ofrende el sentido la poca de sed que no logra nombrarse de ti.
...mas se aprehende
mas detiene las pestañas
de todo cuanto ampara el alma para inventarse...
vapor en frío,
iluminada intermitencia en farol de lluvia.
Detrás de cada marca mia
podía lograr la insanación,
la flor que descubre mi herida
es la guarida de otra flor.
No busco herirte o alejarte,
no busco darme otro color,
es la voz que vos ya olvidaste
el arte que me incendia en sol.
Aquí estaré sin preguntar,
bien conoces mi muerte y parte,
forzar nunca abrirá la mente,
saltarte ya no se intentar.