jueves, 12 de noviembre de 2009

A mano alzada II

Los espejos que caen
disparan mis cuartos
de grietas vociferantes,
y son la luz que realza
los cuellos de esta hidra,

y es el pez que descalza
y se asienta otra fuente,

van jalándose cuerpos
con ardor que no baila

y yo anoto y releo,
lo transcurro y depongo,

se atiborra el perfume
con los restos sonoros,
y se escarcha la yema
y se angosta el cardumen,

tienta a tiza la cinta
pero son otras mugres
las que filtran los ojos, otra puesta de cielo,

vuelvo al humo el mural
y se apremia a su celo,
resto ambi- especular que hace acequia su seno
y me insta a ser limbo,
bifurcada y umbral.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Natural

Discurrir,
de plomo a vapor,
del hielo
el tenso enjambre
que irrita el bello
de la carne.

Así
como descalzo ir,
volver de espectro
y ser el cuerpo
que lo siente y se detiene,
ver el mundo
y cumplirse lejos,
ser feliz de ser ajeno
del giro infierno
que nos legan repetido,
digo,
natural naturaleza
no nata bestia de ciudad.

Asimilar la claridad
como la noche
y la tristeza,
aún el color de la maleza
conlleva vida,
así tu tierra se quiebra
y me nace herida,
así mi paso se trunca
y sorbo de tu espalda
a subir.

Somos de pan
y sombra tibia,
el entramado
que el río incita a pulir,
somos los yerros, las aristas,
somos el frío que nace y muere
en la espalda de un hermano,
de lo primal
somos el canto que calla
y se niega
piedra o tormenta,
digo,
ilustrado ciego a conciencia
no nata hierba mineral.

Discurrir,
de plomo a vapor,
así como descalzo ir,
asimilar la claridad
y ser de pan y sombra tibia;
leo tu forma
y soy con vos.

lunes, 2 de noviembre de 2009

. (La noche estrellada de V. Van Gogh)


Punta que cubre
quebranta entre tantas
las llagas ávidas,
prudente balsa
y crisálida vaga,
palma embrechada,

una fuga.

Muda cre- pi- ta- ción
de los azares ciertos,
un fumar bajo la lluvia menos cauta,

rumia de los cuerpos ambidiestros,
flauta de las cartas de la rabia,
parcas de los cuentos de cemento,
lienzo que no pienso pero salva.
Bruscas gaviotas
de burla devota,
halo añejado
en los falos de roca,

lirios de las bocas de las copas,
barba encrespada,
rapiña de espada de posar.

Yugo blanco

Hay alguien allí detrás. Puedo sentirlo en la piel. No busca ni ordena, no esta pensando, no apoya las cosas. Otra vez no, no conmigo, no por mi.
No debí creerle. No existe tiempo que disuelva el alma de las cosas, de las personas, no existe tiempo.
Puedes pasar de noche a noche como recordando, como lastimando o sembrando... y sin embargo esta luna no te hallo ni como intento. Te devuelvo a la cama, empujo los postigos para que el viento juegue, y yo lo busco y soy torpe, y otra vez las sonrisas, nunca acostarme fue un secreto. Pero no, allí esta el grito de rabiosa y cansada clemencia. Ello escupe, ello trina. Tanta muerte aún despierta hiere hasta quién no siente.
Detenla maldición, dónde va toda esta calma que destrona y luego queda a pura gloria en un salón vacío. Si hubiera resultado otro color sin duda sería un ángel.
Se lo dije, se lo repetí y se lo juré. No había modo de atenuarlo, ella siempre me creyó muerto.
Aquí por tu Cristo, aquí por tu capa, aquí por tu yugo blanco. Casi de cuajo contra mi piel, contra el sonido que lo era todo. No lo quitas amor, no lo quitas, deja de repetir mi nombre, no otra vez, no conmigo, no por mi. Tú solo vez el ramo, yo secaré la raíz, y se alejaba de mi oído. Esta bien, fue mi niñez y algunos años de mis sueños, pero a ese atisbo, princesa, durmieron ya, no crece mas, siempre estuve aquí, entre tus piernas. Pero callaba, solo engrosaban sus huesos mis palabras, un infinito correr bajo el agua, un chasquido, un ademán profundo.
Valga mi cielo su perdón si fui yo quién le enseño a hacerlo, yo con mis cuerpos, con mis ropas heridas, yo con las balas de impuro trazo humano.
Fue tan largo el domingo, cualquiera en mi lugar hubiera palpado ese corte de cabello, ese nuevo color en los párpados y mejillas, esas sandalias con suela. No me creo estúpido por haberlo hecho, por alegrarme cuando solo tomaba altura, no hay a que temerle en sus ojos cuando no los ves sobre ti, pueden remozar el mismo aroma de la lluvia con solo tentarlos a tu suerte, pueden llevarte tan lejos y sin embargo...
Aún tosía su alma cuando comenzamos a arrastrarlo. Y le quitamos los zapatos, el reloj y la cartera; la ribera lo devoró como una manta al mes de junio.
Lo esporádico nos hizo seriales, y la cantidad suficiente de hundidos sin capilla los rateros más violentos que la comunicación recordara.
Deberá bajar el mismo Cristo para darse a conocer. Dónde se viera matarte así, tú tan crayón, tan de nada.
Ella insistía.La noche cae con su franco lamento hasta el pubis del tallo que cincela la flor. Bebe, bebe amor que mañana tu espalda será el sorbo de agua que anegará mi cruz.