Una estación
de improbables palomas
entreteje un balcón
que mi sol sólo asume.
Podría bailar hasta la carcajada
tu columpio de signos
que percibe la noche.
Soy un leve
rumor de metal
que repiten los muros,
hoy dormía abrazando un puñal
otro tiempo de tazas
que me ahogó hasta el desnudo.
Con el cielo
sangriento de cal
beso la soledad
como un gesto placebo,
te fraseo
flor del lagrimal
con tu brillo frutal
como rito hacia el fuego.
Cuando el vino es el tono del pan
el acto y el pensar
se desunen por sexo.
lunes, 3 de septiembre de 2012
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