Vuelca mi boca
un paredón de sombras largas,
la sangre del jardín
descalza la razón.
Aún cuenta estrellas
la voz dónde la dejamos,
flotando el lago
el viento ostenta el diapasón.
Observa el vacío
una tensión de cinco esquinas,
con cada olvido hay un papel
y hay un dragón,
la sien es tierra transitoria
y mal habida,
con el topacio
abre la piel otra estación.
Es serpiente el lente
alivianando el silencio de la muerte,
del cielo a la fuente
solo cabe el cielo rojo.
Por la arboleda
corre el vidrio sordo
mas entibiando cada huella
la mente arquea nuevos soles de barro.
jueves, 28 de julio de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)